¿Mal querida? ¿Despreciada? No sé amable lector; pero estaba sentada
sola en aquel lugar al que mis amigos y Yo llegamos con nuestros
bastones buscando una mesa para degustar aquel buffet de pizzas que
nos habían recomendado como "muy bueno". Era un restaurante en el que,
muy al estilo brasileño, los meseros desfilan por las mesas llevando y
ofreciendo la comida como va saliendo, hasta que la panza de uno le
dice que "ya estuvo. En fin, que ahí estaba Ella; la mal querida de
nuestra historia.
Era una chica de aproximadamente 23 años, que al vernos nos dijo que
podíamos sentarnos con Ella si queríamos. "Normalmente vengo con mi
novio; pero ahora vine sola porque Él está trabajando. ¡Pero tengo
novio! ¡De veras! De vez en cuándo venimos aquí a comer y hoy me tocó
sola pero ya le llevo una pizza en forma de corazón que me están
preparando para Él por ser catorce de Febrero". Nosotros aceptamos
sentarnos con Ella de muy buena gana, no solo porque el lugar estaba a
reventar, sino también porque no queríamos andar batallando;
escuchábamos atentos las cosas que nos decía, pero se me hizo raro que
cada que pudiera nos asegurara que tenía novio y que además, lo vería
puntualmente a las 6 de la tarde. Así llegaron las primeras pizzas del
buffet; la hawaiana, la de jamón con especias, la de champiñón con
tocino y de todas y cada una procuraba pedir dos o tres porciones
porque el mesero tardaba en venir con la siguiente. Mientras comíamos,
seguíamos hablando de muchas cosas; de los países que hemos visitado,
de su gente, de Puerto Vallarta donde Ella había estado con su novio
(porque acuérdense que de veras, ¡tenía novio!) y de lugares en la
ciudad de México donde me encuentro ahora.
Xochimilco, su comida, sus flores y paseos en trajinera ocupaban
nuestra conversación cuando el mesero trajo la de peperone, la de
salame y la de jitomate con queso. Ahí, a Xochimilco, también había
ido con su novio muchas veces; ¡porque tenía novio! ¡De veras! Lo
vería, según nos afirmaba con insistencia, ese mismo día a las 6 de la
tarde. La situación se me hacía divertida y más, cuando se acercaba el
reloj a las seis. Así fue pasando el tiempo hasta que, después de que
Ella pasara a las pizzas dulces (ya había comido de todas las saladas)
le dieron su pizza de corazón y salió de prisa para ver a ese supuesto
novio mientras Yo le entraba duro a la de champiñón con aceitunas
negras, la de carne y la de pavo con aceitunas verdes. Luego pasé a
las de dulce Yo también y mientras daba cuenta de la pizza de plátano
con chocolate, la de coco con lechera y la de chocolate con queso,
comentaba con mis amigos sobre la forma en que algunos, como esa
chica, intentan disimular que no tienen perro que les ladre el 14 de
febrero. ¿Que cómo sé que la chica no tenía a nadie? Se lo explico
mientras recuerdo cómo después le entré a la de freza con chocolate y
la de coco con chocolate blanco.
La actitud de esa chica, era muy parecida a la de una compañera que
tuve cuando trabajaba en el Gobierno Municipal; que aseguraba ser muy
cotizada, pero saliendo del trabajo acababa su fantasía porque nadie
la hacía en el mundo. Se mandaba flores y pasteles, se inventaba
llamadas y eventos sociales para presumirnos, pero nosotros sabíamos
que en realidad estaba más sola que el PRI cuando pierde las
elecciones, que Adán el día de la madre o que Hitler el día del amigo.
Siempre resaltando lo que quieren que nosotros creamos que tienen y
que hasta les sobra, cuando en realidad reflejan la soledad en la que
se hallan. Decía mi abuelita: "Dime de qué presumes y te diré de qué
careces". Ni modo.
Señores, la mercadotecnia del 14 de febrero ha matado gente; nada de
malo hay si para este día no tienen novio, novia, amante, esposa o
secretaria a la que llevarse al motel. Siempre habrá otra fecha u otro
momento de la vida en el que regalar (o mejor alguien que nos regale
para no gastar) flores y chocolates y nos invite a comer. ¿O usted
cómo ve? Contacto: abogadoomararcenolasco@gmail.com y 044 322 191 10
89.
Ah, no se les olvide que la chica de nuestra historia sí tenía novio.
¡De veras! ¡Se los juro!
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