lunes, 22 de marzo de 2021

SALUD, Y GRACIAS

"Leímos una de tus columnas sobre la ceguera y decidimos invitarte a nuestro congreso". Así me dijo la voz de la amable chica que se comunicaba conmigo desde La Paz, Baja California Sur, aquella noche de mayo de 2010. Yo apenas podía creerlo; me estaban invitando como orador en un congreso para padres de niños ciegos, por un comentario que, además de publicarse aquí, en este diario, también publicaba en una página que antes tenía y que usted debe recordar: www.elbastonazo.com.mx. Decidí aceptar.

 

Ya había hablado aquí, en Vallarta, para muchas primarias, secundarias, colegios, preparatorias y universidades sobre el tema de la discapacidad visual; también daba pláticas para instituciones gubernamentales y, además, me tocó asesorar a uno que otro padre de alguna persona ciega; pero nunca había ido más lejos de Bahía de Banderas. No sin poner mi propio dinero. Dos meses después de esa llamada, el 15 de julio, llegaba a La Paz para hablar ante algunos cientos de personas y no pensé que fuera a tener ese impacto. ¡Se los juro! De hecho, como Yo nomás me paré y comencé a hablar como cuando escribo, pensé que jamás querrían volver a saber de mí por deslenguado; pero no esperaba que, por eso, por deslenguado, me invitaran a Hermosillo para el siguiente mes y a Mazatlán para el otro. Ese mismo año, pero en octubre, estuve en Guadalajara y Guanajuato, para luego, presentarme en la Ciudad de México casi para acabar el año.

 

No fue fácil convencer a mi esposa, y mucho menos a mis jefes en el ayuntamiento de Puerto Vallarta, porque a mí se me pagaba para trabajar y no para andar de gira; pero finalmente lo lograba. De buenas a primeras, ya me dedicaba a hablar en público y así seguí, hasta que, en 2017, tuve la oportunidad de presentarme en Argentina; Uruguay; Bolivia y Chile, y ya que estábamos, me di una vueltita por Brasil nomás pa ver qué se sentía. Llevaba, como en cada presentación, todos los gastos pagados y disfrutaba de lo lindo. ¿Y todo por qué? Por una de mis columnas. Después, ya no solo era conferencista; también consejero y casi psicólogo, aunque sin título como tal.

 

La gente luego me pregunta: "¿Y qué te ha dejado El Bastonazo, además de personas a las que pudieras caerles gordo por claridoso?" Pues bien, esta que les cuento, es una de tantas y tantas historias que se escriben alrededor de un columnista local que ni siquiera es periodista de profesión; sino que, más bien, es un irreverente ciudadano que opina en primera persona; que escupe la rancia moral de los de doble cara y se sumerge en sus meditaciones de café, para poderle traer a usted una columna como las que a mí me hubiera gustado leer en cualquier diario. Solo por eso, he ganado amigos, viajes, nuevas experiencias, aventuras (que sería mejor no narrar aquí) y tantas cosas, que nos faltaría periódico para escribir.

 

Críticos tengo muchos. Que si porque escribo en primera persona, porque soy homofóbico, porque mis columnas son medio (completamente) machistas, porque soy políticamente incorrecto, por tosco, y por mil cosas más; pero también hay quien aprecia que se le hable a chile pelón y es que, es mil veces mejor que el Hombre externe lo que siente sin guantes blancos, o al menos así lo creo. Como quiera, igual celebro y agradezco la crítica que el aplauso.

 

Ayer se cumplieron 14 años de la publicación de mi primera columna en este diario, y solo puedo decir dos cosas: Salud, y gracias. Salud por usted y por el Siempre Libres; gracias por la familia Colín, por la oportunidad de llegar hasta usted y por todo lo vivido como consecuencia de escribir así, porque nomás lo vivido, y el puño de tierra (si es que nos entierran), es lo que se lleva uno de este mundo.

Facebook: Omar Arce Nolasco




Twitter: @elbastonazo

Teléfono, WhatsApp y Telegram: 322 191 10 89.

 


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