viernes, 8 de mayo de 2015

¡HOMÓFOBO! ¿Y QUÉ?

Amables lectores, viene de nuevo la eterna marcha de los maricones y
lesbianas que pugnan por los derechos que creen tener; y digo que
creen tenerlos, porque si nos ponemos a pensar, el único que tienen
realmente es el de ser tratados con dignidad a pesar de sus cochinas
desviaciones.

Déjeme decirle que muchas veces se me ha tachado de "cuadrado",
"conservador" o "anticuado", y las mismas veces he respondido que ni
me importa; porque jamás, ni en el día de mi muerte, reconoceré el
derecho moral del joterío a contraer nupcias entre sí. Antes bien,
Seguiré diciendo que la homosexualidad me da asco, que es una
porquería, y muérase quien quiera por mis declaraciones. Pero dejando
a un lado la moral que, por cierto, es personalísima de cada uno, hay
factores que deben tomarse en cuenta antes de concederle a esa
comunidad los derechos que exigen.

CASARSE ENTRE SÍ

La obsesión que traen los jotos con el matrimonio tiene propósitos muy
oscuros porque, si somos sinceros, a ellos no les interesa casarse ni
estar amarrados por ningún compromiso. ¿Cómo lo sé? No se les olvide
que tengo amigos que son maricones, y que a pesar de que conocen mi
forma de pensar, siempre ha habido respeto entre nosotros. Como sea,
sé muy bien (porque no lo esconden) que su vida es de desenfreno, y
más que de libertad, es de libertinaje. Sin embargo lo que pretenden
al lograr que el matrimonio gay exista, es destruir el matrimonio
normal, o sea el de un hombre y una mujer, que ya de por sí está bien
jodido. Pretenden también, hacer que las nuevas generaciones vean como
normales sus porquerías, e introducir en MÉXICO su grosera y podrida
cultura.

ADOPCIÓN

Peor aún es el hecho de que quieran adoptar niños. Pero… ¿Por qué no?
Ya lo dije en otra de mis columnas: "Las crisis existenciales y las
depresiones en las que caen tanto jotos y lesbianas, no resultarían de
beneficio alguno para los niños. Como les dije, tengo amigos
homosexuales; y sé que a veces pasan días y noches enteras sumidos en
la depresión y en pensamientos nocivos para la salud mental de
cualquiera, tan solo porque ellos mismos luchan contra su propia
naturaleza, pues por una parte saben lo que son, pero por otra están
aferrados a ser lo que quieren ser y no pueden. Ni hablar. Un joto no
puede menstruar ni embarazarse, y una lesbiana no tiene testículos que
le cuelguen. ¿Duele? Pues bueno, a veces la verdad suele doler. ¿Qué
le hacemos?

Como dato adicional, y con esto cierro, un informe del INSTITUTO
FRANCÉS DE VIGILANCIA SANITARIA asegura que, entre 2003 y 2008, casi
todos los contagios de VIH se produjeron mediante contacto sexual; y
de esos, el 48 porciento fueron de hombres que se acostaron con
hombres. De hecho, en EUROPA los jotos tienen prohibido donar sangre
por el altísimo riesgo de contagiar gente, no solo de CIDA, sino de
cualquier enfermedad venérea. A mí no me lo crea; investíguelo usted
mismo como Yo lo hice, y luego pregúntese si en el IMSS, el ISSSTE o
cualquier hospital mexicano toman esta precaución. Recuerde usted que
aunque no estamos en FRANCIA, en VALLARTA los jotos y lesbianas llevan
una vida muy descontrolada por la noche. Ahí se las dejo.

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