martes, 8 de diciembre de 2015

¿OMAR EL GUADALUPANO?

Sí amable lector, alguna vez fui GUADALUPANO… ¡Y bien GUADALUPANO! En
mi casa, un hogar católico desde siempre, la víspera navideña
comenzaba con las fiestas de la VIRGEN DE GUADALUPE. Las
peregrinaciones, películas y toda la parafernalia religiosa que
hiciera alusión a esto, me ambientaban y me preparaban para las
posadas y para celebrar la noche del 24 el nacimiento de CRISTO.
Bueno, en realidad lo que celebraba eran los juguetes que iba a
recibir. ¡Y claro que me gustaba! Yo era un niño y todavía no salía
con esas ideas de renegar de la iglesia. Eran momentos que se
compartían con la familia, y que muchos vallartenses que nos
conocieron en aquel entonces han de recordar muy bien.

Todo comenzaba la noche del 11 de Diciembre cuando mis padres me
llevaban a las peregrinaciones. Sentados mi madre, mis hermanos y Yo
en una banqueta de la CALLE JUÁREZ, esperábamos a que pasara la
peregrinación del hotel CRISTAL VALLARTA donde trabajaba mi padre,
mientras tomábamos café o chocolate caliente y por la calle pasaban
una tras otra, las peregrinaciones de muchos hoteles. La familia solía
describírmelo todo. Casi para dar la medianoche, pasaba la del CRISTAL
y nos le pegábamos para llegar a la parroquia y escuchar desde afuera
(porque estaba ya abarrotada de gente) las mañanitas con mariachis.
Hecho esto, nos íbamos todos juntos a tomar un taxi porque a la mañana
siguiente debíamos estar formados a las diez para participar en la
tradicional PEREGRINACIÓN DE LOS FAVORECIDOS, a la que mi madre me
llevara desde mi primer año de vida y hasta como a los doce, sin
faltar uno solo.

La verdad es que no tengo recuerdos de que me hayan vestido del INDIO
JUAN DIEGO; pero hoy le preguntaré a mi madre, que es la que debe
recordar más que Yo. Lo que sí es cierto, y recuerdo perfectamente, es
que siempre fuimos muy puntuales para estas cosas. A las diez ya
estábamos afuera de la conocida tienda de la calle JUÁREZ para
comenzar con nuestro peregrinar, dar gracias a la VIRGEN por lo
recibido en el año, y cumplir así con nuestro deber "cristiano". Así
caminaba Yo el día doce de la mano de mi madre y acompañado de mis
hermanos, tías y abuelos por la calle JUÁREZ, cantando "la
guadalupana" con mis ilusiones de niño, y una flor que siempre llevaba
en la mano para dejársela a la VIRGEN. Llegados ya a la parroquia de
GUADALUPE, me acercaban a Ella para que le diera un beso y le dejara
la flor; me pedían que rezara, y luego salíamos de ahí para
regresarnos por todo el malecón hasta el PARQUE HIDALGO, donde
tomábamos el camión para volver a casa. En aquel entonces los camiones
llegaban hasta el parque, y no como ahora que llegan hasta la tienda
de tres pesos.

Hoy que soy diablo conocido, sostengo que si le pides algo a alguien,
sea este un santo o un demonio, y si además te hizo el paro, entonces
debes cumplirle lo que prometes. Mi madre siempre ha sido devota de la
VIRGEN DE GUADALUPE, y para más, siempre me encomendó a Ella; por lo
que pienso que, aunque ahora no sea Yo cliente de "LA GUADALUPANA", ni
católico, debo por lo menos reconocerle la protección que me brindó
hasta que dejé de ser niño y agarré camino, andando luego en mil
cultos de los que también me salí porque soy alérgico a las
religiones. Como sea, debo confesarles que cuando escucho la música y
la danza de las peregrinaciones, vienen a mi mente todos esos
recuerdos y me gusta. Los orígenes de uno no pueden borrarse y los
míos, me guste o no, fueron católicos hasta mis doce años. ¿Qué le
hacemos? Contacto: elbastonazo@hotmail.com y 044 322 19 1 10 89.

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