miércoles, 16 de agosto de 2017

¿DÓNDE OCUPAMOS LA LIMPIA?

Nos pasa una y nos pasa otra, y nosotros volvemos a caer en la misma
mentira de siempre: "La corrupción está en los partidos"; decimos muy
ufanos y con el pecho bien inflado, ¿y saben qué? Que al decir esa
cagada nos olvidamos que los partidos están conformados por hombres y
mujeres emanados de la sociedad. ¿No será entonces que la corrupta es
la sociedad en la que vivimos? ¿No será que el pueblo es el que
necesita la limpia?

El pasado fin de semana, los altos mandos del PRI aprobaron quitar los
candados para que candidatos externos al partido puedan contender,
desde el mismo instituto, por la candidatura a cargos públicos. Si
bien es cierto que como bien lo ha comentado el compañero Rodrigo
Aguilera Morales en su tan gustada columna El Cuarto Poder, esto no es
más que una estrategia política, también es cierto que el PRI ha caído
en las garras del populismo y ahora, cual partido de izquierda, opta
por verse "democrático" y "progresista" abriéndole la puerta a gente
que no es del partido; decisión que solo complace a los malquerientes
del Presidente Peña Nieto y del mismo PRI, pero que deja
desmoralizados a sus propios soldados quienes sí tienen que militar
diez años para poder contender. Si la cúpula priista fuera
inteligente, reconocería que los corruptos somos los mexicanos. ¿O no
es cierto?

¡Ah pero cómo vamos nosotros a aceptar eso! Nuestra cochina doble
moral no nos permite reconocerlo; sin embargo, amable lector, es
necesario que lo entendamos: La corrupción no es franquicia de
partidos, sino de pueblos acostumbrados a evadir la ley mediante la
mordida, a evitar formarse en la fila para hacer el trámite cuando hay
la posibilidad de utilizar la palanca, y a todas esas hermosuras que
por lo menos a los mexicanos sí nos adornan. A mí me da vergüenza,
léalo usted bien, escuchar como muchos se llenan la boca gritando que
los políticos son corruptos, cuando los políticos han salido de entre
nosotros. Me apena en demasía, porque si en las instituciones públicas
hay corrupción y robo, y si las instituciones públicas son atendidas
por mexicanos como usted y como Yo, entonces significa que los rateros
y corruptos somos los mexicanos. No todos; pero la gran mayoría.
¡Niéguemelo!

No obstante, ahí va el PRI, y aprueba una reforma que aparentemente lo
hace ver más limpio y democrático; pero que en realidad, según mi muy
personal forma de pensar, lo hace ver estúpido. Si queremos una
limpia, el buen juez por su casa empieza; queremos ser candil de la
calle y oscuridad de la casa y la verdad, es al revés. Limpiemos
primero la casa y al hacerlo, la calle, la sociedad y las
instituciones se limpiarán en automático. Ahora que si lo que digo le
parece una soberana tontería, pues entonces siga quejándose y no haga
nada; al cabo que Yo nomás decía. Contacto:
abogadoomararcenolasco@gmail.com y 044 322 191 10 89.

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