viernes, 19 de enero de 2018

QUE LOS TUVIERA BIEN PUESTOS: FUE EL PRIMER CONSEJO QUE RECIBÍ AL COMENZAR A EJERCER

Eran las nueve en punto cuando llegué a su despacho; hacía un año que me
había recibido como Licenciado en Derecho y tenía mucho interés por
conversar con Él, porque desde hacía ya muchas décadas ejercía como
abogado penalista en la ciudad de Guadalajara, pero no era un abogado
cualquiera. Tenía una particularidad que me interesaba y es que, aquel
hombre, ya mayor por cierto, además de ser un abogado experimentado como
Yo deseaba ser, era ciego.

"¿Así que acaba de graduarse?" Me preguntó después de las presentaciones
de rigor. "Sí, licenciado; por eso vine a entrevistarme con usted. Sin
duda es toda una referencia para cualquiera que, siendo ciego, haya
decidido ejercer en nuestro país. Más aún porque antes, en aquellos años
en que usted comenzó a ejercer, no había toda esta tecnología que ahora
tenemos. Así que vine por uno, o por todos los consejos que pudiera
darme para el ejercicio de mi profesión, en la que usted ya es maestro".
"¿Toma café o prefiere otra cosa?" Volvió a preguntar amablemente y con
voz muy serena; luego, cuando le hubieron traído los dos cafés (uno para
mí y el otro para Él por si les falta imaginación) bebió un sorbo, se
aclaró la garganta y dijo con esa misma voz pausada e hipnótica: "Hoy en
día hay muchos abogados ciegos; pero muy contados son los que ejercen y
más contados aún, los que buscan consejo como usted. De hecho, en toda
mi vida como abogado es la segunda o tal vez tercera vez que recibo a
alguien que me pide orientación". En este punto, su voz daba la
impresión de estar muy emocionado, y Yo también lo estaba porque hay
cosas que en la universidad no se aprenden; en la facultad Yo tuve
grandes maestros que me enseñaron muchas cosas, pero ninguno que fuera
ciego y que me compartiera sus experiencias como aquel hombre iba a
hacerlo. Percibiendo mi ansiedad, no tardó en comenzar diciendo:

"Sobre tecnología, como usted comprenderá, no tengo nada que decirle;
sin embargo, puedo hablarle de los muchos obstáculos sociales y
culturales que enfrentará para ejercer aún habiendo tecnología. Porque
la gente, mi querido amigo, hasta ahora no confía tan fácil en un
abogado ciego hasta que conoce su prestigio y usted no lo tiene aún. Le
digo más: En los primeros casos que tome, la contraria se reirá de usted
y probablemente ni siquiera acuda a un abogado cuando le lleguen las
demandas porque pensará, tontamente por supuesto, que un abogado ciego
no puede hacerle nada. Así que en materia civil, mercantil y
probablemente hasta en materia laboral, algunos de sus primeros juicios
los ganará por rebeldía. ¡Así fue como a mí me sucedió! Pero no se
desanime y siga, porque después, cuando comencé a ganar fama por esos
mismos casos que ganaba por descuido de la parte contraria, , mi
prestigio comenzó a crecer y la gente me buscaba para darme sus asuntos.
Los demandados ya no se descuidaban y todo comenzó a marchar sobre
ruedas. Pero para llegar a la gloria primero hay que pasar por el
infierno y debe usted ser fuerte ante el menosprecio que a veces tenemos
que vivir siendo profesionistas con discapacidad visual. Eso sí,
capacítese siempre; cuando un tribunal o cualquier institución quiera
jugarle chueco, no verán la discapacidad con la que vive. Si usted no
está preparado, si no se comporta como abogado y no sabe exigir cuando
tiene que hacerlo, fracasará en todo. No se deje intimidar por nadie;
téngalos bien puestos".

El entusiasmo por oírlo, junto con el café que ya me entraba en las
venas, hicieron que me emocionara ante sus palabras. Todavía no le
preguntaba nada y Él ya me había dejado, en ese pequeño discurso suyo,
muchas cosas en las cuales reflexionar. Por eso, y porque me pareció una
grosería interrumpirle, dejé que siguiera hablando de anécdotas, casos,
aventuras que ya no me queda espacio para narrar en esta entrega; pero
lo que sí puedo decirle, amable lector, es que dos horas estuve con Él,
y que cuando comencé a ejercer, dos juicios mercantiles y uno civil los
gané por rebeldía, precisamente por lo que aquel abogado me dijo. Si le
interesa seguir conociendo la historia puedo continuarla mañana.
Contacto: 044 322 191 10 89.


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José Omar Arce Nolasco.
Blog: https://aquiestaelbastonazo.blogspot.mx
Cel: (+52) 322 191 1089

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