miércoles, 15 de mayo de 2013

DEJEMOS DE SER PERROS Y LUEGO HABLAMOS

POR: OMAR ARCE

 

Ahí tienen ustedes, amables lectores, que el PAN presenta el día de hoy ante la COMISIÓN PERMANENTE del H. CONGRESO DE LA UNIÓN, una reforma en la que propone la desaparición del INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL (IFE), para crear en su lugar el INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL. O sea la misma gata, nomás que revolcada. ¿Y sabe por qué digo eso?

 

Veamos la historia: De 1917 a 1946, era la JUNTA EMPADRONADORA, las JUNTAS COMPUTADORAS LOCALES y los COLEGIOS ELECTORALES, los encargados de organizar las elecciones de PRESIDENTE y DIPUTADOS. Luego en 1946, el PRESIDENTE MANUEL ÁVILA CAMACHO crea la COMISIÓN FEDERAL DE VIGILANCIA ELECTORAL, y con esa nos fuimos hasta 1973. En ese año, y después de sufrir varias reformas, desaparece esta comisión, para dar paso a otra que se llamó COMISIÓN FEDERAL ELECTORAL. Esa fue entonces la que se encargó de organizar las elecciones en MÉXICO. Ahí se fue esa también, sufriendo reformas hasta que en 1988, gente de izquierda encabezada por CUAHUTÉMOC CÁRDENAS, y panistas encabezados por MANUEL CLOUTHIER, ambos candidatos a la PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA por aquel entonces, inconformes con los resultados de las elecciones, proponen nuevas reformas y es así, como en 1990 nace el INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL, que es el que ahora el PARTIDO ACCIÓN NACIONAL quiere cambiar, arguyendo que hubo muchos fraudes electorales en las pasadas elecciones.

 

Mire usted, aquí no voy a discutir si hubo o no hubo fraudes, pero lo que sí quiero resaltar es que, llámese JUNTA EMPADRONADORA, COMISIÓN FEDERAL DE VIGILANCIA ELECTORAL, COMISIÓN FEDERAL ELECTORAL, INSTITUTO FEDERAL ELECTORAL o INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL como ahora quieren que se llame, la verdad es que lo que hay qué cambiar no es el nombre, sino la condición, y no de la institución, sino de los políticos. Ya la historia nos ha demostrado que no es una cuestión de cambio de nombre. Si no, nomás vea cómo lo que un panista hizo en 1988, ahora es el mismo PAN el que quiere revertirlo. Y es que, curiosamente, fue el mismo  MANUEL CLOUTHIER el que lo dijo: "El chiste no es cambiar de amo, sino dejar de ser perro". Mientras no cambiemos la forma tan cínica de ser de los políticos mexicanos, pónganle al IFE, y a cualquier institución gubernamental como mejor les parezca. De todas formas las ratas, los manilargos y los corruptos ahí siguen. ¡Cambiarle de nombre a las cosas para que cambie su condición! ¿No le parece muy tonto? Ahí se la dejo.

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