miércoles, 22 de junio de 2016

¿CÓMO HACER CUANDO PRESTO DINERO PARA QUE ME PAGUEN?

Me preguntaba un amigo: "Oye OMAR, un camarada me está pidiendo dinero
prestado, pero aunque sé que es lo correcto Yo siento feo hacerle un
pagaré. ¿Qué pasaría si nos brincamos eso?" "Te pasaría lo que al
burro" le respondí; y esto fue lo que me dio la pauta para tratar el
tema que voy a exponerle. Antes, por supuesto, voy a contarle la
historia del burro:

Un granjero que entendía lo que decían los animales entre ellos, todas
las noches se paraba sólo para escuchar lo que hablaban. Una de esas
noches oyó al buey quejarse con el asno de la dureza de su destino:
«Arrastro el arado desde la mañana hasta la noche. Poco importa que
haga calor, que esté cansado o que la yunta me irrite el cuello,
igualmente tengo que trabajar. En cambio, tú eres una criatura hecha
para el ocio. Decorado con una manta de colores, no tienes otra cosa
que hacer que llevar a nuestro amo adonde desee ir. Cuando no va a
ninguna parte, descansas y paces durante todo el día". El asno, a
pesar de sus peligrosos cascos, era de naturaleza buena y simpatizaba
con el buey. «Amigo mío, respondió, trabajas mucho y me gustaría
aliviar tu suerte. Así que, voy a contarte cómo puedes tener un día de
descanso. Por la mañana, cuando venga a buscarte el esclavo para la
labranza, tiéndete en el suelo y empieza a mugir sin cesar para que
diga que estás enfermo y que no puedes trabajar". Entonces, el buey
siguió el consejo del asno.

A la mañana siguiente, el esclavo se dirigió a la granja y le dijo al
granjero que el buey estaba enfermo y que no podía arrastrar el arado.
"En este caso, dijo el granjero, unce al asno pues igualmente hay que
labrar la tierra". Durante todo el día, el asno que solamente había
querido ayudar a su amigo, se vio forzado a hacer el trabajo del buey.
Por la noche, cuando lo desengancharon del arado, tenía el corazón
afligido, las piernas cansadas y le dolía el cuello porque la yunta se
lo había irritado. El granjero se acercó al corral para escuchar. El
buey empezó primero: "Eres un buen amigo. Gracias a tu sabio consejo,
he disfrutado de un día de descanso". "En cambio yo, replicó el asno,
soy un corazón compasivo que empieza por ayudar a un amigo y termina
por hacer su trabajo. A partir de ahora, tú arrastrarás tu propio
arado porque he oído que el amo decía al esclavo que fuera a buscar al
carnicero si todavía seguías enfermo. Espero que lo haga porque eres
un compañero perezoso". Nunca más se hablaron. Allí terminó su
amistad.

Pues bien amable lector, así pasa cuando usted presta dinero a un
amigo sin asegurar su devolución; al final acabará perdiendo el
dinero, y también al buey de su amigo que por burro quiso ayudar.
Papelito habla, y eso siempre se lo he dicho. Es más, a veces ni el
papelito basta porque usted tiene qué ver primero si su amigo tiene la
solvencia para devolverle el dinero que le pidió.

¿Y A USTED LO HICIERON COMO AL BURRO?

Es miércoles y estoy regalando consultas gratis. No sé cuánto me dure
este virus regalador que me pegó, pero hoy todavía lo traigo. Si tiene
algún caso como este, o diferente, llame al 044 322 19 1 10 89 y con
gusto le hago un lugar en la agenda para platicar de su asunto. Si
usted no tiene problemas pero algún familiar, pariente o amigo sí,
háblele de mi oferta para que me llame. Escríbame sus comentarios a:
elbastonazo@hotmail.com y nos leemos en la próxima entrega.

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