miércoles, 15 de noviembre de 2017

LA PLAGA DE LOS RELIGIOSOS

Además de ser un fugitivo del CONAPRED por discriminar al joterío,
también lo soy de las religiones; todas me persiguen y todas me
ofrecen una salvación que, dicho sea de paso, nunca les pedí. Tengo
una consciencia todo terreno de lo que el mundo considera "bueno" y
"malo" y por mi propio gusto (y mi propio derecho) elegí el supuesto
infierno de la iglesia; sin embargo, y no obstante que los "dioses" ya
lo entendieron, los fanáticos de unas y de otras sectas no y cuando no
llegan los castigos de Jehová los domingos por la mañana, son los
cristianos los que me envían sus versículos bíblicos que dizque "para
que reflexione" o los católicos que ya se sacaron un nuevo retiro y
vienen a invitarme, sin acordarse de que a mí los únicos retiros que
me gustan son los bancarios. ¿Cómo explicarles que no quiero nada con
su dios?

El pasado domingo estaba Yo esperando un mensaje importante mientras
redactaba un documento que iba a necesitar al siguiente día; no
contestaba mensajes, excepto si se trataba de la persona con la que Yo
estaba por cerrar un negocio. De pronto, el celular comenzó a sonar
con mensajes y dije: "¡Ya la hice!" Pero al checar, resulta que era
una cristiana enviándome versículos bíblicos que dizque "para que
reflexionara y me convirtiera a Cristo". Enojado, le escribí como
respuesta: "¡Yo soy del diablo! Así que no vuelvas a escribirme nada
de eso". Todo volvió a la normalidad porque al cristiano, aunque se
diga muy valiente y cubierto con la sangre de Cristo, si le menciona
usted al diablo va y se esconde cagado de miedo. Pues bien, todo iba a
la perfección hasta que un rato después, sonó de nuevo el celular;
esta vez se trataba de un católico que enviaba una imagen de no sé qué
santo, con una petición de oración en cadena que, si no mandaba a diez
personas, según esto ya estaba Yo frito por el resto de mi existencia.
Le solté unas cuántas majaderías (en el nombre de Cristo para no
pecar) y seguí escribiendo. ¡Qué manera de joder y quitar el tiempo!

En otra ocasión, que por cierto también era domingo por la mañana y
Yo, allá en el vigésimo primer sueño después de haber ido a un
convivio, me encontraba tirado en la cama. De pronto, escuché a lo
lejos unos toquidos en mi puerta y desperté. Pensé que era la PGR,
porque así tocaban y además, con esto de que le pego a medio mundo no
sería raro. Pero no. "¡Ahí van hombre!" Grité mientras me vestía y me
daba una peinada. Abrí la ventanilla de la puerta y… "Buenos días". Me
dijo la voz de una mujer joven al parecer. "¿Estaba dormido?" A lo que
Yo respondí todavía con mi aliento a moneda oxidada: "Tengo la maldita
costumbre de hacerlo por las noches y, cuando es domingo, hasta muy
entrada la mañana. ¿Qué se le ofrecía?" Y entonces vino aquella frase
que me hizo enojar. "Somos testigos de Jehová y estamos aquí para
traerle buenas noticias". Recordaba que, la última vez que decidí
seguirles la corriente, la buena noticia era que el mundo se iba a
acabar. Así que le dije a la señorita que no tenía tiempo para
escucharle.

Señores religiosos, tengan la creencia que quieran pero no vengan a
joder al prójimo. No les he pedido ninguna salvación para mi alma;
tampoco he solicitado la amistad de Dios como para que vengan a
ofrecérmela; si se trata de joder, vayan a joder a su mamá, por no
decírselos en mexicano puro. Contacto: 044 322 191 10 89.

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