jueves, 11 de septiembre de 2014

¡JÓVENES CRISTIANOS, SEGUID MI EJEMPLO!

Discutía con cierto amigo que pertenece a la religión cristiana protestante, acerca de las prohibiciones, y de lo poco que aportan a la sociedad. Le decía Yo que, por ejemplo, prohibirle a los muchachos el alcohol, no hace sino invitarlos a tomar; y que en todo caso, en vez de decirles hasta el cansancio que no deben ingerir alcohol porque eso es del diablo, deberían enseñarles la moderación, antes que algún otro les enseñe los excesos.

 

Y es que vino al tema porque me platicaba que había regañado a su hijo adolescente porque, en una reunión de amigos, le había tocado a Él irse por las cheves. El muchacho no toma, pero sí fue a traerles a sus compañeros, y ahora el papá lo regaña, ya no por haber tomado porque ni lo hizo, pero sí porque dizque cometió pecado al entrar al depósito para comprárselas a sus cuates. "Y es que OMAR", me decía mi amigo, "Tú sabes bien que la BIBLIA dice que nuestro cuerpo es templo del ESPÍRITU SANTO. El que toma cerveza o algún licor, le está echando eso al templo de DIOS". A lo que Yo respondí: "La carne de res y de cerdo, los huevos, el pollo y hasta las verduras en exceso son malas para el cuerpo. Además, a ti te encanta cierto refresco oscuro (para no decir COCA porque nos cobran), y todo eso también se lo echas al templo de DIOS. ¿Cuál sería entonces la diferencia?" Más rápido que pronto, mi amigo me contestó: "¡Que el alcohol emborracha!" A lo que Yo también repliqué: "¡Y el exceso de todo lo que ya te dije enferma al cuerpo! Vuelvo entonces a preguntarte: ¿Cuál sería la diferencia?" Prefirió cambiar el tema, y así lo dejé.

 

Pero en verdad compadezco al pobre muchacho, al que hacen sentir una culpa que no existe. El alcohol ha demostrado tener sus buenos efectos cuando se consume con moderación, y por otra parte, recordemos que desde ABRAHAM hasta el rey DAVID, pasando por SALOMÓN y los reyes y profetas, todos llegaron a consumir vino de la época y de hecho, JESÚS, en quien se basa toda la doctrina protestante, tomó vino en la ÚLTIMA CENA junto con sus doce apóstoles. Mi pregunta entonces sería: ¿También CRISTO pecó?

 

El problema es que ahora, el muchacho debe estar pensando: "Si aún sin tomar me regañaron, y me culpabilizaron como si lo hubiera hecho, para la otra me tomo el cartón". Si el diablo existiera realmente, estaría contento de todo esto. Por eso digo Yo que con la prohibición y la culpa no se logra nada, y en cambio si se enseña la moderación se gana mucho. Porque con moderación… ¡Hasta el pecado es bueno! Aunque en cuanto a mí, desde hace tiempo dejé de vivir de acuerdo a lo que es bueno o malo, y ahora vivo de acuerdo a lo que se me da la regalada gana. Cuando peco (según los podridos e hipócritas cánones de la iglesia) lo hago descaradamente y sin ningún tipo de restricción. Al cabo que todo pecado lleva en sí la retribución, pero en la omisión no hay nada. Le pongo un ejemplo más entendible antes de acabar: Si peco de gula, perfecto, pero ya me metí lo que se me antojaba y ese placer ya nadie me lo arrebata. Si peco de lujuria, muy bien, pero ya me la eché y dicen que palo dado ni DIOS lo quita. Pero si omito hacer lo que quiero, además de no disfrutar nada, tarde que temprano he de arrepentirme de no haberme atrevido. Así que… ¡Jóvenes cristianos, seguid mi ejemplo!

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