miércoles, 4 de enero de 2017

AL QUE NO HABLA DIOS NO LO OYE... ¡NI LOS JUECES TAMPOCO!

Dicen que "entre gitanos no nos leemos la mano", y que "perro no come
perro"; sin embargo, hay un serio problema del que debo hablar
respecto a muchos abogados. Amable lector, Como usted se habrá
enterado el año pasado, en el primer juicio oral que se llevó a cabo
en los juzgados de nuestra ciudad, los abogados defensores (o sea los
del acusado) fueron sacados del juicio por no saber llevar una defensa
adecuada. Lo mismo pasó en Tepic, el Estado de México y Chihuahua, y
estoy seguro que en muchas otras ciudades en las que poco a poco fue
implementándose el nuevo sistema de justicia penal. Por supuesto que
el dato fue preocupante, o al menos lo fue para mí que sí me interesa
mi profesión; y claro que al conocer de estos lamentables incidentes
dentro de los juicios penales, mi pregunta fue la siguiente: ¿En qué
estamos fallando como abogados?

Hablar por hablar es vano, y Yo de lengua me echo diez tacos. No es lo
mismo fanfarronear mientras nos tomamos unas heladas, que saber hablar
ante los tribunales. En el viejo sistema, los penalistas no estaban
tan acostumbrados a alegar con palabras habladas porque casi todo se
hacía por escrito, incluso los interrogatorios a los testigos; digo,
cuando no se hacían arreglos por debajo del agua. Hoy el abogado
penalista debe estudiar cada caso con todas sus pruebas, y con todos
los detalles que figuran en cada prueba ofrecida por la Fiscalía; debe
estar preparado para saber interrogar a sus propios testigos y contra
interrogar a los ofrecidos por el Fiscal, así como objetar preguntas,
lo cuál no digo que sea cosa fácil. La cuestión aquí es que fácil o
no, ese es, precisamente, el problema que han tenido muchos abogados
penalistas; conocen bien el sistema, pero fallan al llegar a esa parte
donde hay que saber hablar.

Luego tenemos que hay muchos abogados que no quieren capacitarse, y
para colmo de males, las universidades de nuestro país no ayudan mucho
en la formación de nuevos abogados porque se quedaron siglos atrás y
siguen entrenando al estudiante de Derecho para machetear conceptos y
definiciones, y no para resolver problemas. De modo que al estudiante
de leyes se le satura de conocimientos inútiles para la práctica, pero
el problema es que cuando la gente nos llega preocupada, no nos pide
conceptos ni nos presenta razonamientos intelectualones y estúpidos,
sino que como profesionales del derecho que somos, nos trae sus
problemas y espera de nosotros la solución. Esa es la responsabilidad
que tenemos, y en la que muchos fallan al no capacitarse.

Sí, hay que saber hablar; pero hablar con razonamientos jurídicos y no
sólo para presumir que manejamos autores y doctrinas, las cuáles ya en
el ruedo no nos sirven para enfrentar al toro. Yo soy Omar Arce
Nolasco, su abogado de cabecera; si usted, algún familiar o amigo
tiene problemas legales, llame ahora al 044 322 19 1 10 89 y solicite
una de las muy pocas consultas gratuitas que hoy estoy regalando.
Feliz año nuevo amable lector; que en este 2017 los proyectos, las
metas, y todo le salga como usted crea que le va a salir. Reciba un
fuerte abrazo y conforme a su fe sea todo hecho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario