Si hay algo que me arda en el alma, es que alguien engañe y estafe a
la clase trabajadora. Yo vengo de abajo; mi padre, a quien acabo de
perder el pasado dos de abril, fue siempre trabajador y con el sudor
de su frente me dio la licenciatura en derecho que ahora tengo y que
me permite trabajar honradamente. Por eso, amigo vallartense, lee bien
lo que hoy te escribo por favor, y no caigas en las garras de esta
gente.
Hace año y medio aproximadamente, hubo una empresa que se anunciaba
solicitando personal; a los que acudían se les daba una plática
motivacional en grupo, o mejor dicho, una lavada de cerebro sobre la
actitud y cosas como esa, para después, en lo secreto, decirles a
todos y cada uno de los aspirantes exactamente lo mismo: "Hemos visto
que Tú tienes la capacidad para ser nuestro gerente; ganarás con
nosotros cinco mil pesos, pero debes darnos trescientos para la compra
de tu uniforme". El aspirante, contento por haber logrado tal cosa,
daba los trescientos y luego era citado para una o dos semanas
después. Cuando acudía a la cita, la supuesta empresa había
desaparecido. Platicando unos con otros se enteraban de que a todos se
les había dicho lo mismo, y que todos, o sea como ciento veinte
personas, habían dado los trescientos pesos. ¿Qué le parece?
Pues bien, las oficinas de esa empresa (si así podemos llamar a un
salón lleno de sillas), se hallaba en un edificio de la colonia
Versalles, pero luego Yo les perdí el rastro; antier, sin embargo, me
enteré por una lectora que siguen trabajando, solo que ahora bajo el
nombre de Distribuidora Vallarta (aunque nadie sepa todavía qué es lo
que distribuyen) y tienen su oficina (la misma sala con sillas) en el
Cielito Lindo, cerca del JB. La lectora de este diario y de esta
columna me preguntaba: ¿Cómo es que nadie les ha hecho nada hasta
ahora?" Y es que es muy simple: Esa gente ha podido hacer sus tranzas
porque, en primer lugar, nunca dan sus nombres a la hora de
presentarse con los que van a buscar trabajo. Segundo, cuando se les
pregunta el nombre de la empresa dan cualquiera que se les viene a la
mente, porque lo único que ellos desean es lucrar con la necesidad del
pueblo trabajador. Tercero, siempre se van del edificio donde atienden
y sacan el dinero, y como no dan sus nombres, es imposible ubicarlos
para denunciarlos. Ojalá no poder denunciarlos fuera la única
consecuencia; pero Yo puedo imaginar qué siente la madre soltera, el
joven estudiante y el padre de familia que al oír las mentiras de esta
gente, aflojan gustosos lo poco que les queda de dinero con el fin de
obtener el empleo, y todo para quedarse sin nada por culpa de esta
gente ratera y desgraciada que ya tiene por lo menos año y medio
robando al vallartense que se deja.
Amigo vallartense; si buscas trabajo, acuérdate de cómo son las
entrevistas y no te dejes engañar por estos rateros. Denunciarlos
podemos mientras podamos encontrarlos en el edificio donde estén
operando; pero muy poco duran en esos lugares y con esta alerta te
aseguro que hoy mismo se van del Cielito Lindo, para planear desde
dónde operar después. ¡Aguas! Yo ya te dije. Contacto:
abogadoomararcenolasco@gmail.com y 044 322 191 10 89.
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