Transmitíamos DRÁCULA ambientado con efectos. Lo hacíamos a la luz de las velas y totalmente en vivo por lo que, en caso de cualquier cosa, todo se notaría porque en vivo no hay modo de disimularlo. Así, entre aullidos de lobos, rodar de carretas, silbidos macabros del viento y galopes de caballos, transcurría nuestro programa sin incidentes. Y de pronto… ¡Uno de mis encargados de efectos especiales se quedó pasmado!
Toqué sus manos y estaban heladas como las de un muerto. Me apretó la mano con su puño y entonces me di cuenta que algo andaba mal. "Seguramente este ya se me ambientó demasiado". Me dije mientras escuchaba que ahora, su respiración se agitaba más cada vez. Sentí, muy a pesar de mi concentración en lo que estaba haciendo, un ligero temblor en todo su cuerpo pero, como era tiempo de volver al aire, decidí no seguir el juego. Todo esto, sucedió en cinco o siete segundos que duró el pequeño intermedio musical con la banda sonora de la película. Así seguimos, conociendo lo que a nuestro compañero le había sucedido (nos lo dijo brevemente en el intermedio), pero sin discutirlo porque no podíamos parar. Cuando a las diez de la noche de aquel primer viernes que transmitíamos terminamos con el programa, Él nos dijo: "Vi una sombra proyectada en la pared, y me vale madre si no me creen, pero Yo ya no vuelvo a hacer esta chingadera". La alarma contagió a la otra chica que también musicalizaba y entonces vino lo que Yo ya esperaba. Me quedé sin gente.
Y es que, la verdad no hay nadie que se atreva a hacer una novela de terror por la noche, a la luz de las velas y con efectos especiales. No sé por qué a todo el mundo le asusta, cuando se trata simplemente de un invento de otra cabeza loca a la que también le gustaba la literatura del terror. Y tampoco entiendo cómo pueden pensar que, el conde, un vampiro creado por esta cabeza loca de BRAM STOKER, podría venir a molestarnos durante la transmisión. ¿Con qué objeto?
En fin, fue así que mi programa, RADIO LECTORES, que ya estaba patrocinado por un hombre altruista al que le gusta la lectura pero que no quiere que diga su nombre, se fue por la borda y me quedé con este maravilloso proyecto empezado, dejando a mis oyentes con el buen sabor de boca que les causó, pero enojados porque ya no volvimos la siguiente semana.
¿PERO QUÉ CREEN?
Hoy, me encuentro con dos intrépidos radiófilos que harán de nuevo las veces de musicalizadores y encargados de efectos especiales, así que esperen de nuevo al conde, que por lo visto, sabía que aquellos dos anteriores no eran aptos para ambientar su historia. ¿Qué pasará? ¿También estos verán una sombra proyectada en la pared de la cabina? Muy pronto lo sabremos.
Por lo pronto, el próximo viernes en punto de las nueve de la noche, repetiremos de nuevo la primera parte (la que hicieron los dos anteriores que se asustaron) para continuar después con lo que sigue de esta espeluznante novela, que en nada se compara con las películas que de ella se han hecho. Así que, estén pendientes y sigan escuchando:
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