viernes, 24 de octubre de 2014

LA CULTURA DE LAS MARCHAS

Marchas y manifestaciones de indignación hasta en PUERTO VALLARTA. Marchas que tienen razón, y puede que hasta tengan cierta justificación; pero que analizadas desde la vida práctica, carecen de todo sentido. ¿Saben por qué?

 

Pues porque si bien es cierto que sirven para expresar toda la rabia guardada que traemos los mexicanos por lo ocurrido en AYOTZINAPA, no sirven para esclarecer los hechos, ni para castigar a los culpables, y mucho menos para hallar a los desaparecidos. Es más, a los gobiernos les conviene permitir las marchas porque así, el ciudadano puede liberar algo de la tensión que trae, y con ello aminorar el verdadero peligro para las pretensiones políticas de cualquiera. De modo que  los que marchan y gritan creen que con eso cimbraron al mundo entero; pero en realidad solo desahogaron su sentir, y le dieron algo qué hablar a los noticieros. Dígame usted si no.

 

Hay gente que me critica porque digo estas cosas, y está bien; pero es que Yo no soy así de ingenuo para pensar que con una marcha como la que seguramente se llevó a cabo el día de ayer, ya hoy aparecieron todos los perdidos y el país está mejor. Eso, amables lectores, solo se puede lograr con acciones directas. No estoy en contra de las manifestaciones, siempre y cuándo no haya en ellas vandalismo; pero soy un hombre práctico y no me ando con rodeos ni con jaladas de esas. Aquí lo que deberíamos hacer, es organizarnos para hacer llegar a la CORTE PENAL INTERNACIONAL, una denuncia colectiva de todos los mexicanos posibles. En mi opinión, con eso lograríamos mucho más que con los gritos y mentadas de una marcha, y además, mencionar a la CORTE PENAL INTERNACIONAL, para nuestro gobierno es como mencionar al diablo delante de los niños chiquitos. ¡Nomás cálenle!

 

Es muy fácil salir y decir: "Voy a expresar mi indignación". Y más fácil es todavía para los gobiernos tolerar y apechugar un poco hasta que la cosa se calme. Creo, sin embargo, que del TRIBUNAL PENAL INTERNACIONAL no sería así de fácil burlarse. La vergüenza es, y lo voy a decir tal cuál aunque se enojen los que marcharon, que en vez de ser los ciudadanos mexicanos quienes denunciemos ante las instancias internacionales todo lo que sucedió, lo estén haciendo los europeos, mientras nosotros que somos los interesados, seguimos perdiendo el tiempo inútilmente con las típicas marchas arrabaleras de siempre. Así lo digo, y así lo sostengo. ¿Quieren justicia? ¡Pues entonces hagamos lo que debemos hacer! Somos buenísimos para recolectar firmas y proponer consultas tontas; pero ahora que se requiere, Yo no oigo a nadie que se eche el trompo a la uña. Es mi opinión. Con todo eso, si usted siente que salir a gritar le ayuda, pues ni hablar hombre; salga y grite. Nomás luego no diga que por qué no caen los culpables.

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