viernes, 14 de julio de 2017

EL POBRE ANTE LA LEY

Pues sí que salimos buenos. Desde las reformas de 2008 y 2011 los
delincuentes pueden llevar sus juicios en libertad y tener la
oportunidad de seguir jodiendo al prójimo; pero no se ha logrado que
los pobres tengan acceso a la justicia como la tiene el pudiente; el
que sí puede pagar un buen abogado y hasta comprar consciencias. ¡Qué
bonito sistema! ¿No?

Amables lectores, era necesaria una reforma en el sistema penal porque
ya era demasiado cochinero en los tribunales y sobre todo, demasiada
injusticia. Celebro que ahora tengamos un procedimiento diferente;
pero el problema es que cuando se pensó en reformar el procedimiento
penal nuestros gobernantes se pusieron muy románticos, y a cual más,
todos eran amantes y "eternamente enamorados" del respeto a los
derechos humanos, méndiga postura que cegó el entendimiento de
nuestros maricones legisladores e intelectuales a los que se les
preguntó sobre el asunto. Todos querían "una república de amor", donde
hasta el peor de los delincuentes tuviera garantizado el respeto a sus
derechos. ¡Y qué bonito sonaba! Parecíamos una nación civilizada y
progresista. El problema vino cuando al poner en práctica el nuevo
sistema penal oral acusatorio, el pueblo, y hasta los mismos
intelectualones comenzaron a quejarse porque veían cómo los
delincuentes salían de la cárcel a las horas de haber sido
aprehendidos, porque ahora "amamos los derechos humanos" y por tanto,
el nuevo sistema les concede llevar sus procesos fuera de prisión.
¡Claro! Porque "todos tenemos derechos humanos, aunque dejemos a la
víctima del delito con un palmo de narices, y sobre todo, aunque con
esto expongamos a la sociedad". ¿Verdad?

En cambio, por más reformas que se le hicieron al procedimiento penal,
y siendo el acceso a la justicia un derecho humano también, el pobre
sigue sin tenerlo porque, por un lado, los abogados particulares
tenemos que cobrar honorarios porque de esto vivimos. Habemos quienes
nos bajamos un poco para que el ciudadano pueda pagarnos y así poderle
apoyar, y de hecho, Yo lo invito a que si tiene un asunto penal me
busque para ver cómo puedo ayudarle, ya sea que lo estén denunciando o
que quiera denunciar; pero de todas formas el pobre le sufre porque
aunque se le cobre poco, debe juntarlo con sacrificio y dejando a su
familia con ciertas limitaciones. Por otro lado, he recibido quejas
del pueblo sobre los abogados defensores de oficio, quienes según me
dicen, piden casi lo mismo que un abogado particular aunque bien
sabido sea que ellos, los de oficio, no deben cobrar un solo centavo.
O sea que de todas formas el pobre se queda bailando. ¿Y cuál de esos
dizque "amantes de los derechos humanos" se ha ocupado del asunto?
Usted sabe la respuesta: ¡Ninguno!

Señores diputados, échenle una pensada: En el sistema viejo los
inocentes estaban en la cárcel por no tener el dinero para comprar
voluntades y los culpables estaban fuera; en el nuevo los inocentes
están fuera y esa es la ventaja; pero lo malo es que los presuntos
culpables, y hasta los desvergonzadamente culpables también. ¿No será
momento de que se sienten a trabajar? Contacto:
abogadoomararcenolasco@gmail.com y 044 322 191 10 89.

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