miércoles, 4 de abril de 2018

¿CÓMO RECONOZCO A UN BUEN ABOGADO?

Cuando me llega un nuevo asunto legal me emociono; me siento desafiado por el nuevo reto que implica el caso, cualquiera que este sea; pero reconozco que para la persona que busca mis servicios las cosas son muy diferentes.

 

En la facultad de Derecho nunca se enseña cuánto puede la honrosa profesión de abogado ayudar al prójimo. Cierto que tenemos que cobrar porque de algo tenemos que sacar para comer y vivir; pero a lo que me refiero es a que además podemos hacer que nuestros clientes se sientan confiados con nuestros servicios y a veces, aunque muchos abogados no lo hagan, tenemos que ser medio psicólogos, consejeros, confidentes como los médicos y los ministros de culto. "¿Y eso para qué?" Me preguntará alguno. Pues Estar implicado en un juicio, amable lector, quita el sueño y la tranquilidad; el desgaste es físico, emocional y económico, y para colmo de males, la justicia es lenta y alarga más la agonía. ¿Se imagina cómo se sienten nuestros clientes?

 

Supe de una universidad en Puerto Vallarta que, para "sensibilizar" a los estudiantes de Derecho, los envía a hacer limpieza a escuelas jodidas bajo amenaza de perder puntos, o incluso hasta de reprobar la materia si no van; pero eso, lejos de sensibilizar como las "súper inteligentísimas" docentes de esta escuela creen, lo que provoca es un odio por parte del estudiantado hacia todo lo que se llame "altruismo". En mi opinión, en vez de eso, debemos enseñar al futuro abogado a escuchar, y ponerse en los zapatos del cliente para que así pueda comprender y atender mejor a todo aquel que contrate sus servicios. Eso es, y no lo otro, lo que nos hace mejores abogados que los demás.

 

No es que intente hacer de nuestros futuros abogados unas madres de la caridad; lo que intento decir es que  el dinero es un medio, no un fin; así que la mentalidad de un buen abogado es primero servir, y poder intercambiar ese excelente servicio por una buena cantidad de dinero. ¡Porque realmente no es malo cobrar bien! Pero para eso hay que servir bien. El abogado común y corriente lo que quiere es el dinero, y ya después medio sirve al cliente; y digo "medio sirve", porque si bien es cierto que hace lo que debe hacer (cuando lo hace por supuesto), también es cierto que nunca ve su profesión como un medio de intercambio, sino como una máquina de hacer dinero y recuerden: Una máquina no sufre cuando sangra al pueblo. Por eso, porque la mayoría de abogados son máquinas y no humanos al servicio de humanos, es que hoy en día la gente nos tiene por "ladrones", "corruptos" y "tranzas".

 

¿Y entonces cómo reconozco a un buen abogado para poder confiar en Él? Pues muy sencillo: Si no ejerce para servir, no sirve para ejercer.  La ley del éxito en la profesión es el servicio; cuánta falta nos hace entenderlo, y hacérselo entender a los que ahora se preparan en la universidad. WhatsApp: +52 322 191 10 89.


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