miércoles, 11 de diciembre de 2019

EN UN PAÍS DE SOÑADORES...

El "combate a la corrupción" es una canción que al Presidente le sale muy bien, y tan bien le sale que los chairos le creen. Es más, ellos todavía sueñan con que los expresidentes Carlos Salinas, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto van a ser encarcelados y eso no va a suceder. ¿Por qué?

Yo no sé si usted recuerde, amable lector, que antes de que Andrés Manuel asumiera el poder hubo una comida muy cordial entre Él y Enrique Peña Nieto. Los seguidores y aplaudidores del Presidente actual pensaron que Peña había ido a postrársele; la verdad es que la política es un terreno pantanoso en el que hay que andarse con mucho cuidado y por eso es que los regímenes nuevos no persiguen a nadie que haya formado parte del anterior, a menos que así haya sido acordado por ambos. Lo que digo no es nuevo; es el peliagudo juego de la política y en todas partes es igual. Al Presidente entrante no le conviene que el saliente le organice sus desmadres, y menos aún cuando el que entra formó parte de las triquiñuelas que hicieron los anteriores; por lo que tiene que sentarse con el saliente ya sea públicamente o en privado, para negociar libertades, culpables y chivos expiatorios. Eso fue, precisamente, lo que Peña y López Obrador platicaron en aquella comida. ¿No me cree? Vea entonces algunos datos:

Los chairos acusaban a Peña nieto de haber dejado ir al "Chapo" y creyeron que con el Peje todo sería diferente; López Obrador dejó escapar a su hijo. Podrá argumentar sus motivos y habrá quien se los crea, pero lo cierto es que se dejó arrodillar por el crimen organizado, y ha llenado el país de miedo e incertidumbre. Los chairos acusaban a Peña Nieto de haber dejado escapar a Javier Duarte, y juraban que "a los delincuentes se les acabaría la impunidad con López Obrador"; Pero el Presidente traicionó al "pueblo bueno" y "sabio" dejando ir a Carlos Aumada y a Romero Deschamps, este último muy su amigo. Los seguidores del peje se quejaban de la inseguridad durante el sexenio de Peña Nieto, y se creyeron el cuento de que López Obrador acabaría con la violencia en seis meses; hoy, cuando ya gobierna "Lopitos", mueren 110 personas al día por causa de la violencia e inseguridad del país, sin contar con que ya superó el despliegue de soldados de Felipe Calderón. ¿Cuáles corruptos han caído? Nomás los que se la deben al Presidente como Rosario Robles. ¿Ha cambiado algo?

¡Por supuesto que no! O bueno… Pensándolo bien sí; porque de hecho, si los expresidentes de México eran sirvientes de los Estados Unidos, este se comporta como la prostituta de Donald Trump; quien como decía Yo hace días en el Facebook, ha sido el mejor Presidente que tiene México. ¿Sabe por qué? Ha sido Él, Donald Trump, quien paró la migración de centroamericanos hacia México; también sacó al parásito de Evo Morales del país y ahora va por poner orden al crimen organizado. Su criado "Lopitos" nomás se encarga de repartir pensiones y despensas a la chairiza para mantenerla entretenida mientras Trump se encarga de las decisiones políticas, económicas y sociales más importantes de México y así todos bien contentotes. ¡Valiente cambio el de la cuarta transformación, que más bien parece transformación de cuarta!

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