martes, 23 de junio de 2020

POR FAVOR... ¡NO SUCCIONEN!

Conocí a un maestro de piano que era regiomontano, y que al enseñar a sus discípulos, les advertía que no tocaran nunca en un restaurante la canción My Heart Will Go on; misma que formó parte de la banda sonora de la película Titanic. Lo anterior porque, según Él, dicha canción podría producir en los comensales tristeza al recordar las escenas del hundimiento del barco. No me sorprendí porque sé bien que los caballeritos lindos criados en el norte son así; pero sí Me desternillé de risa con tal mariconada. Lo que nunca pensé es que fuera Yo a escuchar algo parecido en Vallarta.

 

Contexto

 

Ayer, mientras leía este diario y me tomaba un café de olla, me encontré con lo que reportaba el compañero Adolfo Torres. Se lo reproduzco tal como apareció para que entienda lo que sigue: "Dueños de embarcaciones turísticas pudieron desde hace una semana volver a prestar el servicio de paseos por la bahía, siempre y cuando cumplan una serie de requisitos, entre ellos las de no poder llevar más del 50% del cupo; así como que la tripulación no haga bromas acerca del Covid-19. Lo anterior con el fin de que no se generen juicios de valor y no apostar a la desinformación acerca de la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2 y de la enfermedad del Covid-19, entre los diferentes paseantes". A ver…

 

Mucha gente se enoja cuando digo que estamos formando una generación de maricones hijos de mami; pero basta con leer estas estupideces para confirmarlo. Los mexicanos, sea esto bueno o malo, nos burlamos de todo. De la muerte, de nuestros gobernantes, de la sociedad misma… ¿Cómo es que un chiste sobre el Coronavirus va a contribuir a la desinformación? ¿Acaso no recuerdan que el mexicano se ríe de todo? ¡Así somos! En 1985, después del terremoto que devastó a la Ciudad de México, hasta un libro de chistes sacamos sobre el tema. En los terremotos más recientes, mientras los rescatistas sacaban muertos, podíamos leer en las redes sociales chistes como este: "cuídense mucho que un temblor es como una vieja divorciada; se va y te deja sin casa, sin auto y sin calzones". O como este otro: "¡No se asusten! Estamos moviendo a México". Este último en alusión a lo que decía Peña Nieto en todos sus spots publicitarios. Ahora bien, no es que el paisano quiera burlarse; es que nosotros así sacamos la tristeza o así la toreamos, y esto no es de ahorita. Desde siempre, por poner un ejemplo que todos hemos vivido, en los velorios se cuentan chistes y se bebe tequila. ¿Querrá eso decir que nadie quería al muerto?

 

Otra cosa a tomar en cuenta es que  si entre personas ciegas bromeamos sobre nuestra ceguera y también lo hacen algunos comediantes, si entre abogados nos contamos chistes que nos ridiculizan o nos pintan de corruptos, si ni los ancianos, los jotos, las mujeres, los niños, los curas, monjas  y los borrachos se escapan, y si nuestra forma de ser es conocida y reconocida por eso, porque nos reímos hasta de nosotros mismos… ¿Cómo es que ahora vienen estos asustados doble moralistas a decirnos que no se debe bromear sobre el Coronavirus en los paseos en barco, que dizque porque contribuye a la desinformación sobre el mismo? Ya ni la chiflan.

 

Y luego dice el Gobernador que el pendejo es uno. Les iba a decir que no mamaran, pero luego mi mamá me regaña por grosero; así que mejor se los digo con palabras finas: Por favor… ¡No succionen!

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