jueves, 21 de noviembre de 2013

MOCHILAS, DESVERGONZADO Y BERRINCHUDO

POR: OMAR ARCE

 

La trágica novela, esa de un pueblo que vendió su voto por sacos de cemento que nunca se le dieron, continúa en PUERTO VALLARTA. Ahora, como ya se esperaba, LE tocó a los trabajadores del mismo ayuntamiento que anduvieron defendiendo sus derechos hace a penas dos o tres meses por el asunto del mentado FIDEICOMISO. Mochilas los corrió.

 

Al respecto, déjenme decirles que ya se los había dicho a varios de los sindicalizados que hablan conmigo: "MOCHILAS es un ser visceral y miserable que buscará vengarse a la primera". Y miren, ahí está.  Yo solo espero que estos, los recién corridos, sí tengan la firmeza, no solo para presentar sus demandas laborales, sino para sostenerse hasta recibir la justa liquidación, o la reinstalación inmediata en sus cargos. A Ramón se le puede dar un fuerte revés, y obligarlo a pagarles o a reinstalarlos, pero hay qué sostenerse. Lo que sí es que  de una vez les advierto: Ni se presenten a negociar con el mezquino NACHO GUZMÁN, porque ya saben que le da por encerrar gente para obligarla a renunciar de forma "voluntaria". Que no se les duerma el gallo, y mejor demanden como DIOS manda, sin esperar nada de ningún regidor, porque esos actúan según traigan la calentura, ni tampoco de su sindicato que vale para ocho cosas nada más. Bueno, para nueve si le incluimos que su dirigente sabe besarle sabroso las nalgas al alcalde. ¿O quieren pruebas?

 

Aquí lo único malo del asunto, y por lo cuál el MOCHILAS se mea de la risa, es que finalmente de su bolsa no sale nada para pagar sus idioteces. Todo lo paga el pueblo a través de sus impuestos, y como muchos de estos casos no se resolverán pronto, habrá otras administraciones condenadas a seguir pagando las consecuencias del melolengo (no hay otra forma de llamarlo) que muchos eligieron como ALCALDE de PUERTO VALLARTA. Una ciudad que, sin duda alguna, acabará arrepentida de haber metido la pata en las urnas, tal como ya se arrepintieron muchos que antes lo defendían, poniéndolo en un pedestal como su dios. Entre ellos, y aquí ni modo porque tengo qué decirlo, los mismos sindicalizados a los que se les engañó con espejitos, y que ahora se les da una patada en las posaderas (auch) como agradecimiento por haberlo ayudado a ganar.

 

Pero lo hecho, hecho está. Los sindicalizados corridos tienen derechos, y si los defienden hasta el final, saldrán ganando de todas formas. Como sea, prepárense para tiempos difíciles porque como les dije, estos juicios no se arreglan así de rápido como debieran, y si tienen tarjetas qué pagar, o deben algún préstamo a PENSIONES DEL ESTADO, más les valdría irse buscando un trabajito de algo. Y aquí la dejo por hoy, porque al cabo… ¿Para qué les digo lo que ya desde antes les dije? ¡Querían mochila! ¿No? Pues ahí está.



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