viernes, 18 de julio de 2014

¡LA SOLUCIÓN PARA EL BULLING!

Hace algunos días, leía en el Facebook un comentario que decía más o menos así: "No es que haya más bulling, es que antes los niños no éramos tan jotos". ¡Y cuánta razón tiene el que lo escribió! Estas tendencias amariconadas que ahora todo el mundo quiere tener, son las causantes de todos los males de nuestro país.

 

Mire, cuando Yo iba al kínder, hubo niños que de pronto quisieron atreverse a quitarme lo que llevaba para el refrigerio. Pensaban que por ser ciego, Yo iba a tener miedo a dar un golpe, o peor aún, a que me lo dieran. Grande fue su sorpresa cuando uno de ellos recibió un puñetazo en la cara, y a otro, cuando le pesqué la mano, se la doblé tantito nomás hasta que pegó de berridos. Bueno, también fue que como que sentí que le tronó. Pero desde aquel entonces, ningún otro valiente se atrevió a querer meterle mano a mi comida, o a molestarme siquiera. ¿Qué pasa en nuestros tiempos? Se lo explico:

 

Pasa que con esto de que hay qué ser tolerantes, pacíficos y dizque civilizados, hemos comenzado a criar maricones en vez de hombres. En los años ochenta, las broncas se arreglaban con "un tiro a la salida de la escuela", y recuerdo que los alumnos de la EMILIANO ZAPATA muchas veces acababan peleándose en el RÍO PITILLAL. Se daban unos cuántos guamazos, se revolcaban y llegaban a la casa con los uniformes pal perro, pero en unos días ya no quedaban rencores, y muchos hasta volvían a hacerse amigos. ¿Qué se hace hoy?

 

Hace días, mientras caminaba por la calle, oí a una madre platicar con su hijo de esta manera: "Y ya te lo dije mijo; cuando alguno de tus compañeritos (¿compañeritos?) te haga algún daño, Tú debes ir y decirle a la maestra. Tú no debes pegarle a nadie papi (¿papi?) porque entonces la maestra te puede castigar y si me mandan llamar por eso, Yo te voy a castigar también mijito". Además de parecer como si hablara con una muñequita de porcelana y no con un varón de diez años, el consejo, según mi opinión, no está nada bien. Y no está bien porque obliga al niño a soportar las humillaciones de sus compañeros. Sabido es que los maestros de hoy lo único que saben hacer bien, es salir a manifestarse y dejar chiquillos sin educación, y además, cuando sí están en clase, nomás se hacen pen…tontos para no resolver este tipo de problemas. Las escuelas públicas, y aún algunas escuelas privadas, se han convertido en una especie de selva en la que prevalece la ley del más fuerte, y el poder se demuestra con hechos. Al niño no le queda más que defenderse como pueda, y mi consejo habría sido más bien este: "Si le dan, dé; y si le dan uno, usted dé tres. Y si le dan con la mano, busque usted un garrote y acábeselo en el lomo al chiquillo que le buscó la bronca. Y si por eso lo castigan, Yo aquí lo premio; y si DIOS no quiere perdonarle el hecho, pues que el diablo me lo bendiga y me le ayude mijo, pero a usted nadie me lo va a ningunear. En cuanto a las consecuencias, Yo voy y platico con el maestro, y si no consigo nada con Él, entonces consigo tres o cuatro ca…britones para que vayan y le acomoden una buena madrina a Él también.

 

Yo sé que este tipo de opiniones y consejos no son bien recibidos por mucha gente. Es más, no faltará el mariquita que me escriba que estoy haciendo apología del delito, y que me puede denunciar. ¡Vaya y hágalo! ¿Qué podría pasar? Nada; que les escriba la continuación de este comentario desde la cárcel y listo. ¡Si así quieren pues venga! Aunque otra opción, en vez de denunciarme, es ir y poner en práctica lo que aquí les digo. De mí se acuerdan si, al ver el terror que van a sembrar nuestros angelitos en las escuelas, las autoridades educativas no dejan de hacerse tarugas con el tema, y el bulling no se acaba inmediatamente. Ah, y si deciden ponerlo en práctica, no se preocupen por pagarme la asesoría porque: "Este consejo es público, ajeno a cualquier partido político. Queda prohibido su uso para fines distintos a los establecidos en esta columna". Gracias.

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