viernes, 8 de agosto de 2014

¡AGUAS CON LAS RATAS!

El problema con los bancos, y con las tiendas departamentales, ya se volvió para los vallartenses el pan nuestro de cada día. Primero casi le ruegan al pueblo para que acepte una tarjeta de crédito, o un préstamo en efectivo con el que puede salir de las deudas y además, pagando en "cómodas mensualidades". Después, al trabajador se le atora la carreta y se le pasan algunos pagos. Entonces aquel pobre infeliz que tuvo a mal aceptar la dizque ayuda, ya no es el ciudadano honorable que le hicieron sentir que era; sino un vulgar ladrón, o por lo menos así suelen tratarlo los abogados de los bancos, o peor aún, los ignorantes cobradores de las tiendas y que se creen abogados porque van a amenazar de la manera más ramplona y soez a la gente en la puerta de su casa.

 

Lo más difícil de esta situación es que, con uno o dos pagos que se pasen, ya los intereses subieron hasta el cielo y de eso se agarran estas ratas para amenazar a la gente. Luego, dizque con la mejor disposición, invitan a que usted vaya al jurídico de la empresa para llegar a un convenio en el que, para variar, ofrecen al desgraciado deudor la oportunidad de ponerse a cuenta, pero aumentándole los intereses; de modo que si se pone a analizar el asunto, jamás acabará de pagarles. Y sí, en la mayoría de los casos los altísimos intereses son hasta ilegales, y estas empresas pueden ser denunciadas; pero lo malo es que el pueblo no lo sabe, y si lo sabe no tiene dinero para pagar un abogado. Convencer a estas empresas de bajar los intereses o de congelar la cuenta, es como intentar convencer a un puerco. Es más, creo que el puerco entendería mejor, sobre todo si lo comparamos con BANCO AZTECA.

 

La cosa es que, hoy en día, las empresas han logrado quitarle el sueño al deudor, pero en cuanto a recuperar el dinero, han logrado muy poco, y en algunos casos absolutamente nada con su política del miedo, y están tan desesperadas que ya están ofreciendo crédito a quienes nunca en otros tiempos se los hubieran ofrecido: A nosotros los abogados. Mire; hace algunos meses, tocaron a mi puerta para ofrecerme, o mejor dicho para darme ahí mismo, una tarjeta de crédito del BANAMEX. Me dijeron: "Licenciado, por el simple hecho de ser usted una persona tan honorable (¿Quién les habrá dicho esa mentira?) aquí le mandan la tarjeta que solicitó". Yo le dije: "Nunca he solicitado ninguna tarjeta". Luego de unos segundos de silencio, el chavo dijo: "Bueno, pues aprovéchese entonces; porque el banco ya se la autorizó y aquí la traigo. ¡Nomás es cosa de que la agarre y ya tiene treinta mil pesos en la mano!" Se quedó congelado cuando le respondí: "De momento no los necesito. Gracias". Esa trampa también se la están poniendo a LOS DE LA TERCERA EDAD QUE reciben su pensión, y quienes de repente ven que su cuenta aumentó a sesenta mil pesos. Entonces algunos ingenuos sacan el dinero y lo demás ya lo sabemos. Hay qué pagarlo con intereses y ay de aquel que no lo haga.

 

¡Aguas! Recuerde que nomás es cosa de agarrar para caer en la trampa de estas negras y coludas ratas de cañería.



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