martes, 18 de agosto de 2015

CARTA DE UN ABOGADO A SUS ALUMNOS

MIS BIEN ESTIMADOS PUPILOS: ¿Así que ya son abogados? Sé lo que se
siente porque, precisamente hace once años, Yo también me sentía
igual; pero venía saliendo de la escuela con el mismo cuento de que al
que estudia una carrera le va mejor, y la experiencia me enseña que la
verdad es otra. Ahora que ya dejan la universidad (espero) para pasar
al ejercicio de la profesión (también espero), me es necesario
enseñarles un par de cosas con el fin de que no sean unos fracasados
como muchos de nuestros colegas, y este es mi regalo de graduación
para ustedes. Ya sabrán si lo toman o lo echan en saco roto; eso es
una decisión personalísima de cada uno.

PRIMERO: No vean el título universitario como un orgullo académico,
porque entonces solo les servirá para limpiarse las lágrimas al ver
que aunque se hable muy bien de ustedes por tener una carrera, sus
carteras, y sus cuentas bancarias, estarán en ceros. El intelectual
produce mucho, pero solo en tinta o de palabra, y solo es aplaudido en
las universidades; afuera no es estimado, y en cuanto a la práctica es
torpe y estúpido porque de todo lo que escribe y dice, nada sabe
hacer. Los felicito por el título de "licenciados", pero lamento
decirles que ese cuento que a todos nos dicen de que al que estudia
una carrera le va mejor, es falso. Para que les vaya mejor necesitan
emprender, tener visión de empresarios y no de niños bobos e
intelectualones que se sienten más grandes que su pueblo por un título
que sin creatividad y visión empresarial no les dará más que pura
tiznada. Y estudien maestrías y doctorados si así lo desean; pero el
resultado será el mismo. Si no ven sus conocimientos como una forma de
prosperar económicamente, no serán ustedes más que unos pobres e
infelices diablos como muchos que han estudiado toda la vida, pero no
tienen veinte méndigos pesos para una leche. ¿Les sorprende? ¿Les
asusta? Si no, qué bueno; pero si en verdad les aterra lo que digo, no
lloren todavía. Me falta otra verdad más, así que antes del párrafo
siguiente, límpiense las lágrimas y agárrense muy fuerte de donde
están.

Ustedes que me conocieron, saben bien que hablo sin tapujos; tal como
les hablaba en mis materias de ÉTICA JURÍDICA y FILOSOFÍA DEL DERECHO
donde discutíamos temas como estos. Por eso como segundo consejo les
diré lo siguiente: La postura de "Yo nomás defenderé inocentes y haré
justicia" los dejará arruinados. Alguno me preguntará: "¡Pero
profesor! ¿No nos decía usted mismo que debemos siempre actuar
correctamente?" Sí, siempre; pero lo que quiero decirles es que cuando
tomamos un asunto, como ya sabrán, es imposible saber si nuestro
defendido es inocente hasta que llegamos al PERIODO PROBATORIO; donde
ya podemos vislumbrar un poco el caso aunque aún no tengamos todo el
panorama, pero donde también ya estamos demasiado involucrados y hemos
cobrado gran parte de nuestros honorarios. Si solo queremos defender
inocentes, nuestra cartera de clientes estará en blanco porque… ¿Quién
no ha cometido un ilícito? ¿Quién puede jactarse de ser puro y blanco?
Mis niños, bienvenidos al mundo real. Defenderán delincuentes, malos
padres, madres prostitutas, hijos ambiciosos, voraces empresarios,
empleados abusivos y patrones deshonestos, y por supuesto, también
defenderán y representarán a gente inocente. Con conocimiento de causa
o sin él, cometerán injusticias porque el mundo es así. Hasta al buen
doctor se le mueren los pacientes. ¿Por qué a un buen abogado no se le
irán las cuatro y cometerá injusticias? Todo esto lo harán. Digo, si
realmente quieren mantenerse de la profesión y les gusta la abogacía.

Por último, pero no menos importante: Estudien ventas. En este mundo
todo se vende; hasta la fe. A los que quieren seguir mis consejos los
felicito; ya nos encontraremos en los juzgados para darnos hasta por
debajo de la lengua. A los que no, aquí los espero con su taxi para
que me lleven a donde tenga qué ir.
elbastonazo@hotmail.com
044 322 19 1 10 89.

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