"Supongamos que no fueron 1500, que fueron 5000 personas, si se supone que es imparable y todo México lo quiere, lo ama y lo idolatra, 5000 asistentes es nada. Tenemos 350 000 habitantes y logró reunir al 1.5% entre visitantes, curiosos, acarreados y niños. Realmente tiene esa fuerza que presumen?"
Fue el comentario que muy atinadamente hizo mi amigo Isaac Lira Cordero respecto a la visita de Andrés manuel López Obrador a Puerto Vallarta y en la que los pejistas, aseguran haber tenido 5000 personas, cuando la prensa, incluso la de izquierda, registró aproximadamente unas 1500 personas y no más. Pero supongamos, como dice Isaac, que sí fueron 5000. Pues bien, es increíble cómo las huestes del Peje se emocionan con tan poquito, cuando esos números deberían alarmarles; porque aún cuando fuera cierto lo de los 5000, recordemos que la gente que vino a verlo fue traída de cuatro o cinco municipios, lo cuál equivale a mil personas por pueblo. Yo digo que si en verdad la gente lo quisiera tanto, tan solo en Vallarta habría juntado no 5000, sino 80000, mas los que vinieran de los municipios aledaños. ¿O no? Sin embargo fueron 1500, y concediéndoles un poquito, puede que 2000; con eso hay para que los morenos vallartenses digan que "ganará".
Otra cosa que hay que señalar es que en un lugar abierto, como se lo dije a un pejista hace dos noches, cualquiera puede ser tomado como asistente a un evento político por el simple hecho de ir pasando por ahí o porque se paró a ver. El error de Lopitos en Vallarta ha sido siempre ese: Hacer sus eventos en lugares abiertos porque cree que puede capitalizar a cualquiera que pase por ahí; pero eso también ha venido a perjudicarle porque al final hasta ellos mismos, los del equipo de Andrés, acaban creyéndose las cuentas alegres que hacen para apantallar incautos. A mí no me queda la menor duda: López Obrador se quedará en el camino de nueva cuenta, y sus seguidores, llorando como cada seis años.
Señores seguidores del Peje, sepan bien: Aunque vivan comparando a su loco mesías con Cristo, aunque cuando le dieron la mano en el malecón sintieran que se la dieron a Dios padre, la verdad es que Andrés Manuel no es imparable, y si cuando vuelva a perder se suelta el tigre como dice, pues México siempre ha tenido muy buenos domadores para los rijosos alebrestados. La prueba está en que los revoltosos ninis del 132 nunca pudieron destituir a Peña Nieto. Se las dejo para que reflexionen. ¡Hasta 2024, Andrés Manuel! WhatsApp: +523221911089.
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