martes, 30 de abril de 2019

SI LOS NIÑOS SON EL FUTURO DE MÉXICO...

Antes de iniciar, envío un abrazo a mis sobrinas Danya (quien tiene casi dos años y al ver mi foto en este diario la besa), Azul de ocho años de edad que ya sabe leer, y Regina de once; saludo también a mis sobrinos Alexander de cuatro años y Tony de ocho. Feliz día del niño mis diablos; luego les llevo su regalito. Y ahora sí:

 

SI LOS NIÑOS SON EL FUTURO DE MÉXICO…

 

El bienestar de la niñez es asunto de todos los días; pero con el pretexto que nos brinda el hipócrita calendario sociopolítico económico, hoy quiero escupir algunas reflexiones sobre el tema y es que, tanto en la familia como en el podrido sistema educativo estamos fallando. ¿Por qué? Pues ahí le va:

Primero la familia: Hace algunos años me encontré con un amigo que venía acompañado de su pequeño hijo; nos saludamos, y cuando estábamos más contentos por el encuentro, el carajo chamaco abrió la boca y casi me vuela los lentes al dejar salir uno de esos eructos que Yo también acostumbro, pero en mi casa y no en público. Apenado, mi amigo le dijo: "¡Chamaco maleducado! ¿Eso es lo que te enseñan en la escuela?" El niño diablo (por esto de que al eructar sonó como endemoniado) no contestó, pero Yo sí; le dije: "¡Por supuesto que no! La educación y los buenos principios se enseñan en casa. En la escuela nomás aprende historia, matemáticas, ciencias sociales y naturales". Y es que desde siempre los papás mexicanos han tenido la idea de que es la escuela la que les educará a los niños, cuando esa es la responsabilidad de uno como padre; pero las mujeres con la creencia de que nomás es abrir las patas, y los hombres con la creencia de que nomás es traer el dinero, se han creído que los responsables de la educación son el Gobierno y la iglesia. El Gobierno que les enseñe a ser civilizados y la iglesia a amar a Dios. Oiga… ¿Y entonces a usted qué le toca? Luego nos quejamos porque tenemos adolescentes respondones, malcriados y buenos para nada. Risa es lo que me da cuando la muchachita de apenas quince años llega con los papás a anunciarles que salió embarazada y lo primero que le contestan los papás es: "¿Y de eso te ha servido la educación que te dimos?" Pero cuando dicen eso, no se refieren a la educación en casa; se refieren a los colegios que pagaron para que la nena estudiara. ¿Cuándo le hablaste Tú sobre las responsabilidades que conlleva un embarazo? ¿Cuándo le hablaste sobre anticonceptivos, SIDA y enfermedades venéreas? Además, si basamos la educación de los niños en lo que aprendan en la escuela ya nos jodimos; porque en la escuela solo nos enseñan teoría y los niños no hacen lo que nosotros les decimos que hagan; más bien, hacen lo que nosotros hacemos.

Y ahora el sistema educativo: Amable lector, voy a hacerle una pregunta: ¿Cuándo ha vuelto a necesitar la información que aprendió en la primaria y secundaria? No sé usted, pero Yo nunca; soy abogado y en mis casi quince años de experiencia nadie ha venido a consultarme cómo se llamaba Pancho Villa, o cuál fue el Presidente que vendió la mitad del territorio; tampoco he tenido que resolver un complicado e inútil problema de álgebra para poder cobrar, y mucho menos he tenido que devanarme los sesos para reconocer un tipo de piedra nomás con olerla o tocarla como lo hice en mis tiempos de preparatoriano. ¿Y a qué voy con todo esto? Pues a que si esa información no nos sirve para una tiznada, no sé por qué el sistema educativo insiste en metérnosla por donde nos quepa bajo amenaza de reprobarnos si no la aprendemos. ¿Y para qué? Usted que es obrero, dígame si para que le den chamba ha necesitado recordar tanta tontería; o usted que es profesionista, dígame si sus clientes le han requerido algo de aquello. ¿Verdad que no? Bueno, y sin embargo seguimos machacándole esa información inservible al niño en vez de enseñarle finanzas personales, control de las emociones y el mundo de los negocios. Eso sí que va a servirle cuando crezca, para que no sea un chairo pedinche y mediocre como todos los que ahora pululan en nuestro país esperando la limosna institucional en vez de aprender a producir. La religión judía es igual de estúpida que las demás; pero si hay algo que les admiro y aplaudo es que el niño judío aprende desde muy temprana edad la importancia del dinero, y cómo invertir. ¿Veremos algo así en México? Así como vamos, no creo. Teléfono y WhatsApp: 322 191 10 89.


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