miércoles, 23 de octubre de 2019

¡SALVE, PRESIDENTE OVIDIO!

La decisión de soltar a Ovidio Guzmán López, hijo del famoso capo Joaquín Guzmán Loera (El chapo), ha generado una controversia entre los mexicanos. Por una parte están los que defienden la postura del Presidente, alegando que primero estaban las vidas de quienes como siempre, quedaron en medio del problema sin deberla ni temerla; por la otra, los que pensamos que liberarlo fue la peor decisión que se haya tomado nunca en la historia del país.

Aunque no me habría gustado la matanza que se esperaba en caso de mantener a Ovidio en prisión, Yo soy de los que creen que la liberación del hijo del Chapo Guzmán deja en los mexicanos una sensación de que, en vez de que el Gobierno controle a los grupos delictivos (y conste que no estoy diciendo que los acabe porque siendo realistas eso no va a suceder gobierne quien gobierne) es el Cártel de Sinaloa el que por ahora tiene el mando y control del país, situación que para nada abona a la promesa del Presidente de acabar con la violencia y la inseguridad en México. Sin embargo, no es ese el tema de mi columna; más bien, tengo algunas preguntas que hasta ahora el Gobierno no ha respondido en su show cómico mágico musical de las mañanas, y voy a compartirlas con usted:

Primero: Fueron 18 años los que el Presidente anduvo en campaña. En ese lapso de tiempo, ya debería Él tener el pulso de lo que sucede, no solo en Sinaloa, sino en todo México. ¿Cómo fue que no pudo prever la respuesta de un cártel tan organizado y curtido en balaceras como lo es el de Sinaloa? ¿Cómo se atrevió, o en qué estaría pensando cuando autorizó un operativo tan deficiente en el que se mandó a los soldados a ser carne de cañón? Amable lector, Yo no soy experto en seguridad nacional, y sin embargo, 350 soldados se me hacen muy poquitos para enfrentarme con un grupo así. El resultado es lamentable, pero obvio; los narcos eran alrededor de 800 (porque seguramente el cártel no quiso mandar más) y estaban, desde hace añales, muy bien organizados y preparados para una ofensiva. ¿Quiénes asesoran al Presidente como para no pensar en todo esto?

Segundo: Para defenderse, el Presidente alega que no le informaron. Ayer, cantinfleando como siempre lo hace, declaró en Palacio Nacional lo siguiente: "No estaba informado, no me informan en estos casos, porque hay lineamientos; Yo le tengo mucha confianza al Secretario De La Defensa Nacional. Yo creo que tenía conocimiento la Defensa Nacional, desde luego que hay mandos, no sé en particular, creo que sí debe de haber tenido conocimiento". A ver… "No estaba informado," "Yo creo", "no sé", "creo que debería de"… Esas, con todo respeto, no son expresiones de un Presidente que esté a la altura de esta y de cualquier situación. Un verdadero Jefe de Estado no cree; ¡sabe! Sabe lo que pasó, cómo pasó, quién y por qué autorizó qué, y siempre tiene, o al menos debería tener la información al dedillo y en la punta de la lengua. Este payaso que tenemos por Presidente nunca sabe nada, se deslinda de todo y solo sabe denostar a quienes no estamos de acuerdo con su estúpida forma de gobernar, si es que a esto puede llamársele "gobierno". Pero la pregunta es: ¿Cómo es que siendo Él Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas no es informado de los operativos y de las acciones para preservar la seguridad nacional? ¿Y entonces de qué sirve que se reúna con el Gabinete de Seguridad todos los días a las 6 de la mañana?

Ahora nos jura y perjura que "atrapará al hijo del Chapo", pero… ¿Será que los militares confiarán en su palabra? Los militares no sé; después de todo deben obedecer. Los civiles ya lo entendimos todo. En México hay un Presidente: Ovidio Guzmán.

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