jueves, 31 de octubre de 2019

¿VIENEN LOS MUERTOS A VISITARNOS EL DOS DE NOVIEMBRE?

El próximo sábado, amable lector, México estará conmemorando a sus muertos otra vez; pero… ¿Sabía usted que originalmente la fiesta era en agosto y no se parecía a la que hoy nos promueve la iglesia? Hablemos un poco sobre lo que era aquella fiesta original, y de paso le cuento qué es lo que debe haber en un altar para sus muertos.

Le decía que era en los primeros días de agosto cuando los mexicas celebraban a mictecazíhuatl ("hoy Santa Muerte"), quien era considerada Señora de los muertos y vigilante de sus huesos. Cuando la Iglesia Católica llegó a México cambió la fiesta a noviembre para que coincidiera con su calendario litúrgico y lo llamó "Día de los Fieles Difuntos", reduciendo toda la alegre festividad a aburridas misas y rosarios sobre todo en estados conservadores; pero al principio no era así. La fiesta era parecida a lo que, muy a pesar de la iglesia, todavía podemos ver en los panteones; es decir, indígenas llevando comida, bebidas alcohólicas, música y flores a las tumbas en alegre algarabía. El mexicano de hoy lo hace solo para recordar a sus difuntos, tal como ahora lo enseña la iglesia; sin embargo, y aquí viene la diferencia de la que le hablo, nuestros antepasados lo hacían para solicitar de la muerte y los muertos favores como una buena cosecha, fertilidad para las mujeres y la tierra, felicidad y ventura en el matrimonio y todo cuanto necesitaban para la vida. No veían la muerte como el fin de una persona, sino como el paso de esta persona a otro plano superior, y tenían la creencia de que desde este plano superior los muertos podían echarnos la mano en los asuntos terrenales. Estas creencias permanecen arraigadas en el pueblo, aún cuando los curas y pastores han insistido en quitarlas. Creencias como el culto a la Santa Muerte a quien, aunque sus atributos sean europeos, cada vez son más los mexicanos que le solicitan favores.

Por eso le digo que hoy en día, la fiesta parece más un ritual de aquellos antepasados nuestros que una conmemoración religiosa, y sin no nomás vea: La gente comienza la celebración con el arreglo de los altares en honor a los difuntos en sus casas o los panteones. Los altares son únicos para cada persona que se honra y se elaboran con ofrendas que incluyen fotografías y las comidas favoritas del difunto, además de que son arreglados con flores, velas, sal, agua, pan dulce e incienso, todo lo cuál tiene un significado que ahorita voy a contarle por si anda queriendo hacer su altar y no sabe cómo, o por si lo sabe pero no conoce el significado de cada cosa:

Las flores de cempasúchil o flores de los 20 pétalos, se ponen porque se cree que el aroma de ellas y el del incienso de copal es el que guía a los muertos hacia el que fuera en vida su hogar y por eso no pueden faltar en el altar. Recuerde que la creencia original es que los muertos vienen a visitarnos, no al panteón, sino a la casa. Llegan, no a mediodía, sino cuando el reloj marca las cero horas (doce de la noche) del dos de noviembre; de modo que como vienen en la oscuridad, las velas son para alumbrarles el camino. Como a cualquier visitante que llega a la casa, también a ellos se les ofrece un buen baño para su descanso y una buena cena; así que la sal y el agua son para purificar sus espíritus que regresan y el pan dulce es una ofrenda para que cuando lleguen cansados tengan algo de comer. Muchos van más allá, y en vez de poner pan, ponen la comida y bebida favorita del difunto; eso ya depende de cada familia. Si es cierto que uno vuelve, a mí que me pongan unos diez de asada con una coca por favor. Sí, me resvalé; pero ahorita volvemos al tema para concluir.

De modo que mientras la iglesia enseña que debemos recordar a los muertos y pedir por ellos, nuestros antepasados nos dicen que hay que celebrarles y pedirles cosas; y a mí se me hace que el pueblo, por más mocho que se sienta, hace más caso a las tradiciones antiguas que a la iglesia. Prueba de ello son los panteones llenos el dos de noviembre, y el hecho de que ya la práctica de pedirle ayuda a la muerte es pública otra vez. ¿Será que el mexicano perderá luego el miedo a reconocer que cree con toda su alma en la ayuda de los muertos? ¿Cree usted que de veras vengan el día dos de noviembre? Me gustaría mucho conocer su opinión sobre el tema… Digo, si se anima a contarme. Nos leemos mañana con otro tema interesante sobre estas fechas.

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