miércoles, 4 de marzo de 2020

CON PERMISO, YO AQUÍ ME BAJO: REFLEXIONES SOBRE EL SUICIDIO ASISTIDO

Amable lector, hoy le tengo una pregunta que quisiera se la respondiera usted mismo, honestamente y sin prejuicios; al cabo nadie verá su respuesta: ¿Consideraría usted la posibilidad de suicidarse si supiera que tiene una enfermedad terminal que le hará agonizar lenta y dolorosamente o se quedaría a padecer hasta el final? Se lo pregunto porque en Alemania acaban de decidir que sus paisanos tienen derecho a suicidarse y a decidir cuándo hacerlo con ayuda de un médico, si es el caso. A mí no me pareció tan mala la idea, siempre y cuando se trate de un suicidio asistido por enfermedad terminal y voy a contarle por qué, pero le advierto que voy a encuerar a esta sociedad tan falsa con mis reflexiones. Si usted es sensible a temas fuertes, le aconsejo que por hoy se brinque esta columna.

 

Bien, ya que pasó usted hasta este párrafo, debo entender que no va a ofenderse ni a escandalizarse; así que comencemos por analizar las razones por las cuáles, ni el Gobierno, ni el pueblo nuestro aprobarían el suicidio asistido y es que, aunque van a crucificarme por lo que voy a decir, la primera de ellas es que como país todavía somos muy mochos.

 

Motivos religiosos: La iglesia nos dice que es pecado quitarnos la vida, y ahí van los conservadores ñoños, puritanos, mojigatos y de falsa moral a obedecer sin pensar. "¿Y qué es lo que hay que pensar?" Me preguntará alguno de estos. "¿Acaso no es cierto que la vida es un regalo de Dios y nadie tiene derecho a quitarla?" Permítanme responderles con otras preguntas: ¿Y qué clase de Dios es este que prefiere que la gente sufra lo indecible antes que aprobar que mejor se quite la vida? ¿Para qué querría Yo la vida si voy a sufrir? Si Yo voy a vivir sufriendo fuertes dolores o sintiéndome de la fregada, por mí que dios se lleve mi vida de una vez. ¿Para qué quiero un regalo tan miserable y defectuoso? ¡Piénselo bien antes de juzgarme! Para la iglesia es muy fácil establecer cuanta tontería se le ocurre; pero cuando una persona está agonizando lo único que los curas saben hacer es darlos "santos" óleos, o mandar a las viejitas fanáticas a dar la comunión a domicilio; mientras que los pastores o cualquier otro ministro de culto se limitan a hacer una pobre oración y decir a los creyentes: "Resignémonos a la voluntad de Dios". Lo que voy a decir va a sonar duro, pero ninguna de estas cosas ayuda, ni al enfermo, ni a los familiares de este. La iglesia nunca tomará la gran carga que lleva el enfermo con sus dolores, ni tampoco ayudará a la familia en nada. Sin embargo, los ministros de culto estarán siempre listos para presionar al Gobierno y prohibir a sus feligreses quitarse la vida, cualquiera que sea la razón y caiga quien caiga. Ojalá tuvieran el mismo empeño a la hora de ayudar.

 

Sentimientos egoístas y enfermos: La segunda razón por la cuál el suicidio asistido no es posible en México, es que somos muy egoístas. Aquí es donde le digo que voy a encuerar a esta falsa sociedad, porque "sí, veo que mi familiar está sufriendo mucho; pero no quiero que se me vaya". ¿Y entonces que siga sufriendo para que usted no lo extrañe? ¿Que sufra todo lo que pueda y aguante pero que no se me muera? Oiga, con todo respeto, eso sí que me parece egoísta y falto de misericordia. ¿No sería mejor que, por más que lo amemos, el enfermo terminal se vaya para que de una vez descanse? Nuestro familiar dejaría de padecer y nosotros dejaríamos de desgastarnos viendo cómo sufre y sin poder hacer nada. Que se vaya nos va a doler; pero que se quede no dará ningún alivio al enfermo ni a nosotros, y por el contrario, Él sufrirá mucho y verle así nos hará sentir frustrados e impotentes. Por si le pareciera poco lo que digo, que no creo, la gente se suicida de todas formas; solo que ofreciendo horribles espectáculos de muy mal gusto como el de aventarse de un alto piso, ahorcándose, metiéndose un tiro por la cabeza o los que viven en ciudades donde hay metro, tirándose a las vías justo cuando viene el tren. ¿No sería mejor dormirlos y matarlos sin que den tan mal aspecto?

 

A mí la ceguera no me duele, ni me ha impedido vivir la vida como Yo quiera; pero una enfermedad terminal sí lo haría. Por esto, y aunque de todas formas mi comentario acabe escandalizando a muchos, es que Yo deseo que en ese caso, en mi México lindo y querido exista también la posibilidad de decir "con permiso, Yo aquí me bajo". ¿O usted qué dice?

Facebook: https://facebook.com/omar.arcenolasco

Twitter: @elbastonazo

Teléfono y WhatsApp: 322 191 10 89.


1 comentario:

  1. Hola, muy buen comentario y muy interesate, solo las personas que vivimos con una persona asi sabemos por lo que pasamos aparte de enfermarnos nosotros mismos a causa de ello, pero en mi caso mi hermana esta joven pero sin voluntad y eso es lo mas triste. saludos Lic.

    ResponderEliminar