Ni Magdalena, que dice la iglesia que era prostituta en los tiempos de Jesús, fue tan despreciada como la psicóloga que hace unos días, en el programa radial Dos Pájaros de Cuenta, de la estación sonorense La Voz del Pitic 88.1 FM, al entrevistarla sobre la violación sugirió que esta es un acto de amor, y que a algunas mujeres no solo les gusta, sino que también la desean. Estas fueron sus palabras: "Incluso una violación es una fusión de amor, porque los dos sistemas, aun así sea agresivamente, quieren juntarse y a través de la fusión explota ese amor y van a seguir juntos, aunque la pareja no se vuelvan a ver, nadie desbarata esa fusión".
Amable lector, estas declaraciones en momentos en los que las mujeres se sienten tan violentadas pudieran parecer un disparate y más aún, cuando vienen de una fémina; pero esta no es la primera vez que oigo que una psicóloga lo diga. Cuando estudiaba Psicología en el Centro Universitario de la Costa (1997-1999 porque deserté), una sexóloga importante en Vallarta también nos lo contaba. ¡En efecto! aunque las mujeres quisieran crucificar inmediatamente a la psicóloga sonorense y a todos los que lo digan, la verdad es que hay fundamentos psicológicos, y hasta testimonios de mujeres que aseguran que esto es cierto. Por supuesto, lo que digo no significa que todas las mujeres violadas sientan lo mismo, pero de que las hay las hay y para muestra le presento un par de declaraciones más, hechas por mujeres.
La escritora Virginie Despentes, en su ensayo titulado Teoría King Kong, nos habla del tema y nos dice: "La fantasía de la violación existe. La fantasía sexual. Si quiero hablar de «mi» violación, entonces tengo que pasar por esto. Es una fantasía que tengo desde que era una niña. Diría que es un vestigio de la escasa educación religiosa que he recibido, indirectamente, a través de los libros, la tele, los otros niños del colegio, los vecinos. Las santas, atadas, quemadas vivas, los mártires son las primeras imágenes que me provocaron una emoción erótica. La idea de ser entregada, forzada, obligada, era una fascinación mórbida y excitante para la niña que yo era entonces". Más adelante, en ese mismo ensayo, añade lo siguiente: "Se trata de un dispositivo cultural omnipresente y preciso, que predestina la sexualidad de las mujeres a gozar de su propia impotencia, es decir, de la superioridad del otro, más bien a gozar contra su propia voluntad que como zorras a las que les gusta el sexo. En la moral judeo-cristiana, más vale ser tomada por la fuerza que ser tomada por una zorra, nos lo han repetido suficientemente."
Luz Jaimes, médico, terapeuta sexual y secretaria de la Federación Latinoamericana de Sociedades de Sexología y Educación Sexual, declaró para la BBC en 2017 que "no todas las mujeres violadas tienen sentimientos de culpa o inhibiciones para con el sexo, y añade además que "otras tienden hacia la hipersexualización"; o sea, a darle rienda suelta al sexo. Como dato curioso al menos para mí, nunca he escuchado que un psicólogo diga estas cosas; siempre lo escuché y leí de mujeres.
Volviendo al tema y para rematar, después de todo, habiendo leído estas dos declaraciones y muchas otras que nos faltaría periódico para publicar, la psicóloga que hace unos días volvió a encender pasiones entre las mujeres sonorenses no andaba tan mal. Es más, las muchachas de hoy están más que fascinadas con una novela que se llama Cincuenta Sombras de Grey, escrita además por una mujer, que es una fantasía erótica de manual que nos habla de una relación sadomasoquista descrita por la autora con pelos, señales, azotes y esposas a lo largo de tres volúmenes de unas 500 páginas. Por cierto, la autora declaró que en esta novela describió sus propias fantasías. Así que… ¿Usted qué opina?
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