Ayer leí en un medio de comunicación estatal que "el gobernador Enrique Alfaro Ramírez "vetó" la propuesta que establecía restringir o eliminar la emisión de la carta de no antecedentes penales para fines laborales", arguyendo que "no se puede privar a los patrones de los historiales de sus trabajadores" y que "contrario a lo expuesto por la emecista que lo propuso (la Diputada Priscilla Franco Barca) al momento de impulsar la propuesta, el documento no representa un acto discriminatorio." Y sí, estoy de acuerdo con Él en que tal vez solicitarle a cualquier aspirante una carta de no antecedentes penales no sea un acto discriminatorio; sin embargo, sí sería bueno que dejara de hacerse. ¿Por qué?
Amables lectores, vivimos en una sociedad dizque moralista que se asusta del cajón, pero se abraza del muerto. Una sociedad que pide a gritos un cambio, pero que se opone a él para cuidar sus rancios principios. Por un lado pedimos que acabe la violencia y la inseguridad en el país, pero por el otro le negamos la oportunidad de trabajar a quienes, habiendo estado en la cárcel purgando una pena por cualquier crimen, desean reintegrarse a la sociedad viviendo honradamente. No nos ponemos a pensar un poquito en que, si el ladrón ahora quiere vivir como la gente de bien, ganándose el pan con el sudor de su frente y no robando como antes lo hacía, es necesario que tenga chamba; pero no puede tenerla porque fue ladrón. Así esta persona cae (y caemos todos) en un círculo vicioso; no puede trabajar porque fue ladrón, y ahora es ladrón porque no puede trabajar. ¿Quién es el que sale perjudicado con todo esto? Pues usted y Yo; porque ese ladrón no va a asaltar al Gobernador. Para eso tiene escoltas y no como uno que es de a pie. ¿Se da cuenta?
¡Eso nomás para empezar! Porque somos tan intelectualmente tontos, que nos atrevemos a presentar argumentos como este de Alfaro: "No se puede privar a los patrones de los historiales de sus trabajadores". Y otra vez, le concedo la razón; solo que hay algo más: Si nuestro Gobernador usara un poquito el cerebro que nuestro Señor le dio, entendería que en realidad, una carta que diga que no tenemos antecedentes penales no garantiza, en ninguna manera, que no los vamos a tener. Si usted es patrón y me está leyendo, nomás póngase a pensar en el trabajador de su hotel que sí, fue muy puntualito al presentarle una carta de no antecedentes penales; pero todos los días le roba la carne del restaurante, alguna toalla de las habitaciones o hasta dinero. ¿De qué le ha servido a usted como patrón conocer el historial conocido de este mal empleado?
Por eso digo que la carta de no antecedentes penales es como la carta a Eufemia de Pedro Infante: No tiene sentido ni razón. Negar la oportunidad de trabajar a quienes fueron sentenciados por algún delito llenará las calles de delincuentes; apoyarlos resultará beneficioso para todos.
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