viernes, 3 de agosto de 2012

LA IZQUIERDA MEXICANA Y SUS PERROS AMAESTRADOS

De un tiempo a la fecha, hemos
aceptado que disque por tolerancia, que gente loca haga y deshaga en el país
sin que nadie se atreva a darles su merecido. ¿Y qué es la tolerancia? La
tolerancia, con todo respeto, es esa méndiga palabrita que muchos han agarrado
como excusa para no castigar al que lo merece y ejemplos, son los que nos
sobran para afirmar lo que digo. Aquí le va uno:
Los #132 perros amaestrados de
LÓPEZ OBRADOR, para desquitar su triste derrota y exposición pública, se fueron
contra una empresa mexicana cuyo único “pecado” fue apoyar a quien ahora es
virtual PRESIDENTE de la república. Yo creo que usted conoce la noticia. El PRD
y sus muchachitos intelectualones, que atacaron a SORIANA tan solo porque esta
empresa, apoyó con dinero electrónico al PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL.
Y Yo digo: ¿Qué acaso no vivimos en un país libre? Supongamos que Yo soy un
empresario muy poderoso y que decido, ya sea por simpatía o por conveniencia,
apoyar a uno de los candidatos a la presidencia. ¿Por qué no podría hacerlo?
¿Quién me lo impide? ¿No puedo hacer con mi dinero lo que se me dé la real
gana?

Pero estos bobos, por no decirles
pen…santes, en sus rabietas de chiquillos calzonudos, no se ponen a utilizar un
poquito el cerebro que nuestro SEÑOR les regaló. Si esos son los que más
adelante tendrán en sus manos el curso de nuestro MÉXICO, qué vergüenza me dan.
Seremos una nación de berrinchudos, nacos, corrientes, verduleros, terroristas,
represores y comunistas a los que jamás hay qué contradecir porque nos bloquean
las calles, nos queman camiones o nos atacan aún dentro de nuestra propia casa.
Ya es tiempo de que alguien se atreva a darles un susto, pero sin miedo a los
de la COMISIÓN NACIONAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, y sobre todo sin miedo a
perder simpatías. Al que se manifiesta como la gente, trátenlo como la gente.
Al que se manifiesta dañando al prójimo, unos cuántos macanazos, unas patadas e
incluso unos cuántos balazos entre las patas no le vendrían nada mal.

Pero señores… ¡para que nuestros
políticos lo entiendan! Porque hoy en día, todo debe ser tolerancia y amor. Si
alguien va y daña el patrimonio de otro, a los gobernantes les tiembla la mano
para hacer justicia porque, según esto, debemos tener tolerancia y entender. ¡Y
ay de aquel que no lo haga porque así le anda yendo con los de los derechos
humanos! Ojalá defendieran al agraviado como defienden al asesino o al
incendiario. Ojalá los de los derechos humanos defendieran a la mujer violada,
con la misma pasión con que defienden la integridad física y mental del
violador. Entonces los derechos sí serían humanos y no como ahora. Y antes de
despedirme, voy a rematar con lo que siempre he dicho: “Los derechos humanos,
son para los que se portan como humanos. Para los que se portan como animales,
no hay de otra más que el trato de animal”.

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