lunes, 16 de marzo de 2015

¿POR QUÉ NO INVERTIR EN UN NEGOCIO MULTINIVEL?

Muchas veces me han preguntado por qué mi desconfianza hacia los
negocios en red, también conocidos como "MULTINIVELES". Yo les
respondo que mi desconfianza no es a los negocios multinivel, sino a
la cultura que de este tipo de negocios se tiene en nuestro país.

Me he dedicado a observar el comportamiento de este tipo de negocios
en MÉXICO y he escuchado muchas veces lo mismo: "Omar, al fin tenemos
un negocio infalible que no puede fallar". Enseguida viene la
presentación, acompañada de gráficas que reflejan las "grandes
ganancias" que se obtendrán poniendo en marcha el sistema, entre
mezcladas con algunas historias de superación. El problema es que, ya
en la práctica, el sistema no se comporta de acuerdo a las gráficas
porque el negocio no depende de uno mismo; sino del ánimo, muchas
veces bipolar, de quienes en la red se encuentran debajo de uno. De
modo que, de pronto, tenemos un individuo muy emocionado que ya se
inscribió al negocio pagando lo que al inicio debe pagarse, y hasta
invitó a dos o tres personas que juraron y perjuraron que trabajarían
duro; pero algunos días después, a los dos invitados del individuo se
les bajaron los ánimos, dejando a nuestro amigo chiflando en la loma.
Porque recuerde que, en un negocio como estos, las ganancias dependen
directamente de la gente que está debajo de nosotros en la red. No
trabajan ellos, no ganamos nosotros; no ganamos nosotros, no gana el
que nos invitó y así se va la cadena que debería haber sido de
triunfos y "grandes ganancias" pero que, en vez de eso, se convirtió
en una cadena de fracasos.

Para colmo de males, hay otro hecho que viene a contribuir con el
fracaso de cualquier multinivel. Resulta que a veces sí hay en estos
negocios gente que está trabajando bien; pero uno de los líderes
conoce una propuesta que le llena mejor, y acaba llevándose a toda su
gente a la nueva empresa, causando el caos en la que ya estaba y
dejando a mucha gente sin ganancias con las que ya contaba. Yo tengo
varios amigos que, cada cierto tiempo, vienen a mí con la misma
canción: "Este negocio sí es el bueno". Pero no pasan dos o tres meses
cuando ya lo dejaron por otro, arguyendo que son emprendedores y están
a la vanguardia de las nuevas oportunidades que van surgiendo. Un
cuento muy bonito, pero que a mí no logran venderme porque para mí,
que tuve una formación empresarial y conozco el verdadero significado
de la palabra "emprender", brincar de una empresa a otra siendo el
mismo pobre diablo de siempre, es la actitud de un perdedor,
inconstante, irresponsable, mediocre y emocionalmente jodido al que Yo
jamás contrataría.

PERO... ¿Y ENTONCES QUÉ CLASE DE NEGOCIOS RECOMIENDO?

No sé usted, pero Yo prefiero los negocios que dependen más de mí y
menos de los otros. Cierto que el que se inscribe en los multiniveles
invierte mucho menos para iniciar un negocio, pero al final lo barato
le sale caro; en cambio, el individuo que ahorra y pone su puesto de
tacos, va a la segura porque la gente come diario y tres veces al día.
Sus empleados, si los tiene, deben venir a trabajar seis días a la
semana porque quieren recibir salario; de modo que, quieran o no,
deben estar ahí. Si el vecino del taquero no quiere ir a trabajar,
pues que no vaya; eso a nuestro amigo taquero no le interesa porque Él
ya se levantó, está preparando la carne, las verduras, ya tiene las
tortillas y va que vuela para abrir su puesto y ganar dinero. Esta
independencia no se vive en un negocio multinivel, donde hay qué
esperar a ver si el idiota de al lado, al que invitamos al negocio y
del que dependen nuestras ganancias, se levantó con ganas de progresar
en la vida.

Por supuesto, no estoy diciendo que ser taquero sea la única opción.
Hay muchas formas de hacer negocios con independencia, si no total,
por lo menos con mucha más de la que se tiene en los multiniveles.
Recuerdo que mi primer negocio fue con una maestra de la preparatoria
allá en los estados unidos. Yo tenía quince años. Ella tenía una
tienda de regalos, y al verme, vio su oportunidad y la mía. A la
tienda llegaban muchas personas preguntando por tarjetas de amor y
amistad escritas en el sistema BRAILLE. Esta gente tenía algún
familiar o pareja con discapacidad visual, y en la tienda nunca había
tarjetas escritas en BRAILLE; así que decidió contratarme ofreciendo
pagar las comisiones por adelantado. Nos hicimos socios.

En aquel tiempo, Yo me iba a la escuela con 40 centavos de dólar en la
bolsa, que era lo que costaba el desayuno escolar "para los pobres", y
aunque nunca me avergonzó formarme en la fila donde nos servían, sí
deseaba ser diferente, y comportarme un poco como los norteamericanos
que podían comer en lugares de mejor calidad que había cerca de la
escuela, donde por cierto, también comían algunas de las chicas que me
gustaban. Comencé a prosperar un poco gracias a la demanda de aquellas
tarjetas, y entonces ya podía gastar, aunque muchas veces llegué a
formarme nuevamente en la fila "de los pobres" pero ya era por
ahorrativo y para tener más a la hora de invitar chicas a salir.

Lo que quiero decir con todo esto, es que se puede emprender con muy
poco, sin estar supeditados a otros. Cosa de pensarle; pero de
multiniveles, al menos conmigo ni hablar.

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