lunes, 6 de abril de 2020

SÍNDROME DEL BORREGO: REFLEXIÓN DE SEMANA SANTA

Cuando éramos niños no nos preocupábamos por las cosas esenciales para la vida; sabíamos que nuestros padres, aunque sabe Dios cómo le hicieran, nos darían de comer, de vestir y de calzar cuando la necesidad lo apremiara y nunca estábamos afanados por recibir estas cosas, sino que sabíamos que llegarían y punto. Nuestro único deber en la casa era estudiar, ayudar en las labores del hogar y en general, obedecer cualquier orden que nos dieran. Era, al menos para mí y para muchos que me leen, una vida muy feliz y sin preocupaciones de ningún tipo. ¿Se acuerda?

 

Pues bien, traigo todo esto a sus recuerdos porque se nos enseñó también desde niños a través de la religión que Dios es nuestro padre, y en el caso de quienes crecimos en cuna católica, que la virgen es nuestra madre. Yo ya no soy religioso y tengo una concepción de Dios muy diferente a la de quienes asisten a cualquier iglesia; pero cuando iba, había algo que a mí nunca me cuadró y es lo siguiente: Si ni nosotros como hijos necesitamos jamás de la pordiosería para obtener algo de nuestros padres, ni los hijos que usted tiene ahora la necesitan para conseguir algo de usted… ¿Por qué se nos ha machacado la idea de que a Dios sí hay que mendigarle? ¡Que mendiguen los extraños! Que pidan misericordia los de afuera. Que reciban una paga los esclavos o los empleados, pero el hijo no tiene por qué limosnearle nada a su padre porque es obligación y responsabilidad de este proveer al hijo de todo lo necesario para la vida. sin embargo, hoy en día cualquier iglesia a donde usted vaya, sea de la denominación que usted me señale, le enseña al creyente el síndrome del borrego. ¿Y cuál es ese? "Señor ayúdameee", "dameee", "cuídameee", y puros "meee" escucha Dios, cuando el verdadero creyente lo que debe hacer es levantarse cada día agradeciendo ser hijo de la casa y no un criado o pordiosero de afuera, y siempre debe estar listo para obedecer a su padre en todo. Actitud y coherencia, más que andar predicando y haciendo oraciones que nadie oye, o andarle pegando a un pobre cuate vestido de Cristo en viernes santo para que Dios nos escuche.

 

¡Y a propósito de Cristo! Él, en quien muchos dicen creer, dijo todo esto que Yo estoy diciendo, pero lo dijo así: "No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles (pecadores) buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas." Y el Salmo 103 dice: "Bendice, alma mía, al Señor, y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios." ¿Lo ve? De modo que si usted se dice "hijo de Dios" y hasta lo presume por todas partes, pero al levantarse su actitud no es de agradecimiento y en cambio sí comienza con la pedidera, si asegura usted que Dios es su padre pero su actitud dice otra cosa, algo anda mal con su vida espiritual. Se lo aseguro.

 

"Oye Omar, ¿y a ti qué te importa si Tú ni vas a la iglesia? Pues nada; no tenía de qué escribir y el tema del Coronavirus ya me hartó. Así que dije: "Voy a echarle un buscapié a los religiosos para que no extrañen los sermones ahora que no pueden ir a la iglesia. ¿Cómo ve?

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