domingo, 4 de agosto de 2013

¡BASTONAZOS CALLEJEROS!

POR: OMAR ARCE

 

Con tristeza por mis compañeros y amigos, me enteré de que la policía está quitando de nuevo a las personas ciegas de las calles donde trabajan. Y digo que con tristeza, porque según varias llamadas recibidas el pasado viernes, se les quita no con palabras amables, sino como si se tratara de un operativo contra el CHAPO GUZMÁN. Es decir, con varios policías, y armados. Pero repito: Esto, según se me ha informado mediante llamadas telefónicas. Lo que sí me consta es que el problema tiene dos vertientes y vamos a analizarlas:

 

Por una parte, Yo comprendo el hecho de que para nuestros gobernantes, sea una vergüenza que en nuestra internacionalmente conocida ciudad, haya personas que arriesgan su vida en los cruceros con tal de vender un chicle o un boleto de rifa; pero creo que mientras no tengamos nada qué ofrecerles, tampoco podemos quitarlos porque es de la venta, y de la benevolencia del pueblo, de donde obtienen sus ganancias y el sustento para vivir. No estoy en favor de la mendicidad, pero pienso que antes de tomar medidas como estas, el gobierno primero debe asegurar la inclusión laboral. De otro modo… ¿Cómo podrá exigir que se quiten?

 

Por otra parte, reconozco que los ciegos vallartenses han cometido un garrafal error. Porque fueron ellos mismos, los de PUERTO VALLARTA, los que abrieron las puertas para que otros ciegos, los de GUADALAJARA, vinieran aquí que dizque por solidaridad, y saturaran por completo las calles. Hacerse de la vista gorda y darle chance a los dos o tres, es más hasta cinco ciegos vallartenses es una cosa, pero tener ya a cien o doscientas personas haciendo lo mismo, es algo muy diferente y de hecho, Yo dejé este asunto por la paz porque, por más que advertí a mis compañeros sobre el problema que se vendría de aceptar que otros vinieran de GUADALAJARA a vender, no me escucharon y ahora tienen las consecuencias de su capricho. A dos o tres, la gente los ve con simpatía. A cien no. Nuestra ciudad no es así de grande para eso, y no lo digo Yo, sino la misma gente que me llama para quejarse de "tanta pedidera".

 

Pero no se piense que estoy dándoles la espalda a mis compañeros. Es solo que entiendo que la situación ya tomó proporciones mucho más grandes de las que tenía, y se salió de control. Ahora, al gobierno del MOCHILAS no le quedan más que dos opciones: 1. Acepta que los ciegos sigan vendiendo en las calles, aunque tenga qué regularlos. Pero aceptar eso, es darle entrada a otras asociaciones civiles de fuera, y a muchos vivales que no perderán la oportunidad de explotar a sus viejos. 2. Los quita de una vez y para siempre. Y creo que se optó por la segunda. Sé, sin embargo, que el COMUDIS tiene planes de incluir a toda esa gente en el ámbito laboral, cosa por demás difícil de lograr, debido a la renuencia de los empresarios para con los discapacitados, pero que de corazón hago votos por que se logre y funcione. Ni modo, ser solidario a veces trae sus desventajas y esta vez, se las trajo a mis amigos los ciegos vallartenses. Ojalá me hubieran escuchado a tiempo.

 

EL BUSCA PIE

 

Lo que sí hay qué decir es que, si van a quitar a los ciegos, tengan tacto para hacerlo. No es posible que mientras los delincuentes de cuello blanco salen de la cárcel por la puerta, y hasta escoltados, a los ciegos quieran tratarlos como auténticos ampones, arguyendo que se trata de una orden dada por la COMISIÓN ESTATAL DE LOS DERECHOS HUMANOS. Y por cierto: ¿Qué dice la CEDH sobre el asunto?



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