viernes, 7 de diciembre de 2012

¿QUIÉN PERDIÓ EL UNO DE DICIEMBRE?

Ayer salió del hospital el joven URIEL SANDOVAL, quien fuera uno de los que se enfrentaron al gobierno el día de la toma de posesión de ENRIQUE PEÑA NIETO. Aunque dignificado, e incluso hasta convertido en mártir de la causa, la verdad es que la desafortunada, y muy lamentable pérdida ya nadie se la repone.

 

UNA FACTURA INCOBRABLE

 

La gracia de desestabilizar la ciudad de MÉXICO para manifestar su desacuerdo con el presidente entrante, le costó carísima a URIEL, pues no ganó nada y en cambio, perdió uno de sus ojos. Cosa que a nadie se le desea. Ni siquiera a ellos, los del 132, que la verdad, no le han hecho ningún bien a la nación y, en cambio, sí se han dedicado a sembrar el odio y el resentimiento, liderados por su maestro ANDRÉS MANUEL. Qué bueno que recibió el apoyo moral de sus compañeros, y qué bueno que la cosa no haya sido mayor todavía, pero también hay qué ver que lo que andaba haciendo no era para menos. Y es aquí cuando uno se pone a pensar: A ver… Independientemente de que pensemos que es el gobierno quien tiene la culpa o no, vamos centrándonos en lo que se ganó y en lo que se perdió. URIEL se enfrentó al gobierno para manifestar su desacuerdo. ¿Verdad? Pues bien; de todos modos, PEÑA NIETO tomó protesta y ahora es PRESIDENTE, ANDRÉS MANUEL ni siquiera va a dignarse en consolarlo o justificarlo porque, incluso, hasta se deslindó de los movimientos violentos. ENRIQUE PEÑA NIETO  está ya en LOS PINOS, ANDRÉS MANUEL sigue viviendo tranquilo y hasta los comerciantes afectados por el vandalismo van a recuperar lo perdido; pero en cambio, la pérdida de URIEL sí es de considerar y nadie se la va a reponer. ¿Qué ganó?

 

¡Nada! Y sin embargo, puedo asegurar que perdió muchísimo. Si no me cree, pregunte a cualquiera de mis compañeros ciegos lo que darían por tener bueno aunque fuera un solo ojo, y poder apreciar las bellezas naturales de las que estamos privados por no poder verlas. ¡No me diga que no le afectará! Si ya de entrada, la prótesis de acrílico (ojo artificial) le cuesta más de mil dólares, sin contar con el trabajo que cuesta adaptarse a ella los primeros días. ¡Molesta y hasta duele! Y todo eso, nomás para empezar; pero si quiere medir el costo de la tragedia, déjeme  preguntarle: ¿Cuánto vale uno de sus ojos amable lector? ¡Póngale signo de pesos! Es más… ¡Póngaselo de dólares! ¿Verdad que no hay dinero que alcance? ¿Verdad que sí perdió mucho este chavo?

 

La factura del ojo pretende cobrársela a la PGR, pero la verdad, aún cuando rodaran cabezas de policías, es más, aún en el supuesto absurdo de que el 132 lograra quitar a ENRIQUE PEÑA NIETO de la PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA, ese ojo ya no vuelve. ¿Quién perdió entonces? Ahí se la dejo.

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