Y se fue CALDERÓN. Se fue el PRESIDENTE DE LOS MUERTOS. El que había prometido empleos y que, en cambio, dio muertes y desapariciones forzadas a un pueblo que, por no sufrir las locuras de LÓPEZ OBRADOR, aceptó sin chistar en favor de la estabilidad social y política de MÉXICO. ¿Quién le llora?
Le lloran los dueños de las funerarias, a quienes les dio mucha prosperidad económica durante su sexenio, con una guerra contra el narco (a la que luego suavizó llamando "lucha contra el narco"), que a MÉXICO nunca le prometió en campaña, y que MÉXICO nunca le pidió ya como gobernante. Le lloran los ESTADOS UNIDOS, a quienes sirvió con esta lucha estúpida en la que sacrificó a muchas familias mexicanas, para que a los gringos no les llegara la droga que piden a gritos. Le lloran ellos, los dizque bien cristianos gringos, por ser un servilista perfectamente manejable para cumplir sus intereses. Le lloran Esos mismos gabachos que, por un lado lo alabaron y utilizaron (como en el caso de la influenza), y por el otro lo ridiculizan y lo humillan como se puede ver.
Yo reconozco que fue el barco perfecto; reconozco que, como ex PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA, merece ser despedido con respeto y hasta le reconozco que tuvo integridad. En eso, tiene mucha razón su ex SECRETARIO DE GOBIERNO cuando lo dice. FELIPE CALDERÓN tuvo integridad. Si no hubiera sido así, habría cambiado el rumbo cuando la gente le hacía ver las consecuencias de su necedad. Fue íntegro; pero esa integridad, esa entereza por parte de CALDERÓN, se requería en favor de los intereses sociales y políticos de MÉXICO, y no de los ESTADOS UNIDOS.
Que lloren y lo extrañen los ingenuos. Por mi parte, lo único que puedo decirle, y esto para despedirlo con cierta dignidad por la investidura que tuvo, es esto: "Que le vaya bien caballero. Por su propia seguridad, permanezca con sus amigos los gringos".
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