lunes, 31 de octubre de 2011

LA IGLESIA Y SUS DOS DIABLOS

“La comunidad católica dijo que la falta de resultados y mediocridad de sus integrantes han creado el desprestigio de la Cámara de Diputados. En su semanario además criticó las rupturas en el PRD.” Esa, es la indignante nota que acabo de leer en el periódico MILENIO, cuyo contenido me molesta en demasía porque… ¿Quién le dio a la iglesia autoridad y autorización para meterse a comentar sobre asuntos políticos en MÉXICO? ¿No es esto una violación a la LEY DE ASOCIACIONES RELIGIOSAS Y CULTO PÚBLICO?

Ocho meses después de la muerte del PAPA FORMOSO, su sucesor, el PAPA ESTEVAN, mandó sacar su cuerpo, lo sentó en un trono ataviándolo con las ropas del PAPA, y luego de ponerle el anillo y el cetro papal en su mano, inició con el juicio en su contra. Ahí estaba la calavera sentada en el trono, mientras la sala donde se llevaría a cabo el juicio contra el PAPA muerto, se llenaba de un olor a putrefacción. El loco PAPA ESTEVAN, se adelantó para interrogar al muerto y, después de hacerlo, y de no obtener respuesta de aquel cadavérico y putrefacto cuerpo, lo declaró culpable y lo condenó. Entonces, le fueron arrebatados la corona y el cetro, para luego amputarle los tres dedos con los que en vida había hecho la señal de la cruz. El PAPA ESTEVAN, ordenó que aquel cuerpo fuera atado a una carroza desde la que fue arrastrado por las calles de ROMA y posteriormente, lanzado al río.

JUAN PABLO I, fue electo como sucesor de PABLO VI en 1978. Fue notoria su diferente e incómoda manera de pensar, pues el día de su entronización, despreció la TIARA PAPAL, anunciando además la venta de los bienes de la iglesia para ayuda de los pobres. Un mes después, de forma “inexplicable”, el PAPA JUAN PABLO I falleció durante la noche de un ataque al corazón, según fuentes del VATICANO. Sin embargo, durante su velorio, sorprendió a muchos el hecho de que el rostro del PAPA se tornara verde y el olor a putrefacción fuera tan fuerte, que tuvieran qué cambiar a los guardias que resguardaban el cuerpo cada quince minutos. Sin duda alguna, JUAN PABLO I, había sido envenenado. Así llegó al trono JUAN PABLO II.

Esas y otras historias, son las que protagonizaron muchos de los que se hacen llamar ante el pueblo “representantes de CRISTO”, o como lo escriben en latín, “VICARIUS CHRISTI”. Esos son los que, en nuestros tiempos, cuando aún sigue habiendo inmoralidades y atrocidades como estas en una institución que es todo menos iglesia, quieren enseñarnos a vivir correctamente y salen a defender lo que para ellos, aunque solo sea en teoría, es la moral. La pregunta es: ¿Con qué cara?

Y es que, tal pareciera que la iglesia no incurre en ningún delito al dar a conocer su opinión sobre lo que sucede en MÉXICO, mas sin embargo, vivimos en un país donde la idiosincrasia del mexicano es: “Si lo dijo el padrecito, si lo dijo la “santa” madre iglesia, entonces es cierto. ¡Y la misma iglesia lo sabe! Sabe que tiene al grueso del pueblo enceguecido con sus cuentos de santos y vírgenes aparecidas y sus amenazas de ser excomulgados (y por ende enviados directo al infierno) si no obedecen. ¿Así quién no?

Pero lo malo no es que este pueblo tonto y soñador lo crea; lo malo es que nuestros gobernantes, que deberían ser cultos y preparados, también teman a un diablo aunque este sea diferente al otro. Porque mientras el pueblo teme al diablo de la iglesia, el de cola y cuernos, los políticos creen y temen a ese otro que por cierto también maneja la iglesia y que se llama VOTO DURO. De modo que, como vienen ya las elecciones, nadie se atreverá a cuestionar a los curas por sus comentarios fuera de la legalidad. Nadie, excepto por locos rebeldes como EL BASTONAZO, que aunque sea criticado por ello siempre dirá las cosas como son y, en este caso, así son. ¿Ya qué?

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