domingo, 21 de agosto de 2011

TRANQUILIDAD TRASTOCADA

Cenaba con mi familia. En lo personal, no me gusta el futbol pero eso era lo que ellos veían, así que no había de otra. De pronto, escuché a mi hermana gritar: "¡Qué pasó! ¡Qué pasó! Al instante dejé de comer.

La escena debió ser impactante pues, hasta mi madre, con voz muy alarmada, preguntaba qué estaría pasando en aquel estadio de futbol. Yo, intentando escuchar a los cronistas entre la maraña de comentarios de mi familia, pude darme cuenta minutos después de lo que había ocurrido. Se trataba de una balacera pero... ¿Sería dentro del estadio? Todos concluimos que sí aunque, después, la DIRECCIÓN DE SEGURIDAD PÚBLICA de TORREÓN, anunciaba que se trataba de tres camionetas que no respetaron un retén que estaba afuera del estadio y que, por tanto, elementos del ejército tuvieron qué disparar. Sin embargo, según la edición impresa del periódico EL UNIVERSAL del día de hoy, domingo 21 de agosto, señala que hubo personas que vieron correr, dentro del mismo estadio, a gente armada.

Solo Dios sabe cuál es la verdad, pero lo que es cierto es que, como ya dije muchas veces, la tan llevada y traída guerra contra el narco está trastocando hasta lo más íntimo del mexicano. Es decir, su tranquilidad y sus lugares de esparcimiento. Una guerra sin estrategia, mal planificada y para colmo, totalmente errada. Una guerra que, sin duda alguna, los mexicanos sabremos cobrar en las urnas (porque no podemos cobrárnosla en persona) cuando hagamos volver al PRI a LOS PINOS. Doce años bastaron para que nos cansáramos de lo que los azules nos dan. Aunque bueno, a mí en lo personal, solo me bastó uno. Y aquí vale la pena añadir que, si bien es cierto (o pudiera ser) que FELIPE CALDERÓN tenga las manos limpias como dijo en campaña, de nada sirve, pues las tiene vacías. Las tiene atadas.

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